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—¡Querida!

—Karma—recibió al chico con una cálida sonrisa que lo derritió por dentro.

—Sobre la cita...

—¿Esta tarde?

—¡Perfecto!—jugó con los mechones de su flequillo—. Bueno... Puedo pasar a recogerte a tu casa.

—Me parece bien.

—¿Sí?

—Claro. Estás muy nervioso—soltó una risita—. Tranquilo, piensa que será como una más de nuestras salidas.

—Es que no es así—refunfuñó—. Voy a tener una cita. Contigo.

—Ay, Karma—tomó su rostro—. ¡Eres tan lindo! Es como si fueras una persona completamente diferente.

—¿Te gusta que sea así?

—Bueno, echo un poco de menos tus bromas.

—Entonces no tendré más remedio que complacerte—abrazó a la chica por la cintura—. Y con mis bromas también.

—¡Oye!—golpeó su hombro con diversión—. Karma, estoy sudada por el entrenamiento de ahora.

—No me importa—la juntó más a él—. Me sigues gustando toda despeinada y sudorosa.

—¿Eso debería ser romántico?

—Sí.

—Entonces no tengo más remedio que recibir tu amor—rió.

—Vas a tener que soportarme así—escondió su rostro en el hombro contrario—. Porque la verdad que ni siquiera sé cómo debería comportarme.

—Está bien—acarició sus cabellos rojos—. Yo no soy la más cariñosa, pero te prometo que daré mi mayor esfuerzo.

—Pongo toda mi confianza sobre tí, querida.

—Ejem.

Sobresaltados y sin deshacer el abrazo, ambos giraron su cabeza, mirando a su profesor.

—¿Debo hacerme el sorprendido?—soltó su característica risa—. Deberíais estar en los vestuarios, tenéis clase de inglés con la profesora Irina—hablaba mientras tomaba algunas fotos—. Es curioso ver a Karma tan meloso.

—Qué molesto—volvió a esconderse en el cuello de la chica.

—Tiene razón—trató de apartarse, pero él no se soltaba—. Karma.

—No.

—Vamos—canturreó, comenzando a caminar con el chico pegado a ella.

Desvaneciéndose en la lejanía entre risas, el maestro no pudo evitar ensanchar su sonrisa, siendo consciente de la futura que se estaba fortaleciendo románticamente entre dos de sus alumnos.

Las clases dieron a su fin y, con la emoción por las nubes, Karma se apresuró a recoger sus cosas, dando un par de pasos para quedar frente al pupitre de la femenina.

—¿Qué?—rió al ver su cara de cachorro.

—¿Ya has recogido todo?—tomó su mano para tirar de ella—. Vamos.

—Cuánta emoción—trató de seguir el paso acelerado del chico.

—¡Vosotros dos!

Nakamura apareció sorpresivamente frente a ambos obligándoles a frenar su paso. En poco tiempo se encontraban atascados en la puerta del aula, sin accesibilidad a una salida limpia.

—Por detrás—susurró mirando a cada uno de sus compañeros, teniendo muy claro que nada se interpondría entre su primera cita y él.

—Tres...

NUESTRA PEQUEÑA REALIDAD || KARMA AKABANE X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora