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—¿No estás nervioso?—pregunté dando saltos de alegría.

—Te ves con mucha energía—sonrió—. ¿Te gusta viajar?

—¡Me encanta!—di una vuelta—. ¿A tí no?

—Sí—puso una mano en mi cabeza—. Pero me parece que estás demasiado ilusionada para el hotel resort de una isla.

—¿En serio?—sentí desilusión—. Bueno... No suelo viajar mucho, así que supongo que cualquier "pequeño" viaje me hace feliz.

Suspiré para mí misma, alejándome de Karma y caminando hasta mis maletas al escuchar a Koro-sensei anunciar que saldríamos en breve.

El chico tuvo una mala sensación al ver a la femenina deshacerse de toda esa ilusión por sus palabras.
Si bien es cierto que él, gracias a la gran influencia de sus padres, podía viajar a donde le plazca, no podía ser tan desconsiderado, y menos con ella.

—¡Oye!

Quiso ir tras ella, pero fue demasiado tarde, ya había embarcado con sus maletas. Lo único que pudo hacer es subir al barco para dejar su equipaje y buscarla más tarde.

—Nagisa.

—Karma—giró su cabeza hacia el nombrado—. Ah. ¿Has visto a...?

—Yo también la estoy buscando.

—¿Qué ocurre?—preguntó al ver la cara de preocupación del pelirrojo.

—Nada—dijo recuperando la compostura—. Solo... Se fue rápido y pensé que no había subido a bordo. Con lo despistada que es...

—Parece que os lleváis bien—dijo con una sonrisa el peli-celeste.

—Sí—apartó la vista con aparente desinterés.

Sus ojos se abrieron, sorprendidos ante la agradable coincidencia. La chica se encontraba sentada en el suelo del barco, apoyada en la barandilla de metal y con sus pies cayendo por el bordillo.

—Bueno—habló Nagisa con el fin de romper el silencio—. Solo quería recordarle el plan, pero creo que es mejor que lo hagas tú—concluyó antes de marcharse.

Soltó un pesado suspiro antes de acercarse a ella y sentarse a su lado de forma tranquila.

No soportaba el silencio entre ellos, así que decidió hablar.

—No has viajado mucho.

La estaba fastidiando.

Debía pensar en qué decir de una vez si no quería empeorar las cosas.

—¿Te gustaría...?—pensó un momento más sus palabras— ¿Te gustaría que te llevara a algún sitio?

—No te apiades de mí—resopló.

—Lo digo en serio.

Sus ojos se cruzaron en una mirada intensa.

—¿A dónde me llevarías?—preguntó nerviosa.

—¿Dónde quieres ir?

Rompió el contacto visual con rapidez, sacudiendo su cabeza y dándose una bofetada mental al sentirse tan nerviosa de repente.

—Deja el tema—soltó una risa suave—. No importa, sé que tu comentario no fue con malas intenciones.

—No lo fue—reafirmó—. Pero lo que digo va en serio—sus ojos me volvieron a mirar con intensidad.

—Bueno—aparté la mirada hacia el mar—. Si insistes...—guardé silencio unos momentos—. Me gusta mucho Escocia. En fotos es preciosa, y me encantaría verla de verdad. ¡Parece sacado de un verdadero cuento de hadas!

No pude evitar mover mis pies con entusiasmo como una niña pequeña, y Karma, al notarlo, me dedicó una pequeña sonrisa que acepté con una mirada avergonzada.

—Lo siento—reí nerviosa—. Me he emocionado.

—Está bien—suavizó su sonrisa—. Te ves encantadora cuando lo haces.

—¡Deja de burlarte!—tapé mi cara con una mano, aún más avergonzada por la situación.

—¿Te apetece ir a comer algo?

—¡No cambies de tema!

—Eres tú quien quiere hacerlo—dijo entre risas.

—Cállate y vamos a comer—me levanté de golpe para marcharme y dejar mi diálogo tan ridículo.

—Espérame—carcajeó, alcanzando mi paso para caminar conmigo hacia la zona del bar.

—Me siento alguien de mucho dinero—suspiré con energía—. ¡Es increíble tener acceso a un bar dentro de un barco que solo lleva de excursión a unos estudiantes!

—Es lo normal—se encogió de hombros—. Creo que todos los barcos...

Hizo silencio, pensando de nuevo en sus palabras, estaba volviendo a hablar sin pensar en cómo podría sentirse ella.

—Nunca has ido en barco.

Detuvo sus pasos, dando la espalda al pelirrojo antes de girar sobre sus talones y mirarle con una sonrisa.

—No.

—Mierda—bufó.

—Tranquilo—movió la mano para restarle importancia—. ¿Desde cuándo te preocupas por lo que alguien piense de tí? Deberías burlarte de mí en vez de compadecerte—reí.

—No haré comentarios al respecto.

—Oh. Karma Akabane quedándose sin palabras, qué primicia.

—Eres tú la que se está burlando de mí hoy—pasó un brazo por mis hombros—. Si sigues así te dejaré sola pidiendo la comida.

—¡No me hagas eso! Te necesito para que le digas al camarero lo que yo quiera decirle pero no pueda por culpa de mi personalidad introvertida con la que no elegí convivir.

—Entonces no te portes mal—susurró con su aliento golpeando mi oreja.

—Anda, no te acerques tanto—traté de alejarme con cuidado.

—Ah, no, ni hablar—me juntó más a él—. Tú te quedas aquí.

—¡Karma!—dije con reproche.

Ensanchó una sonrisa de victoria, notando enseguida que la chica no pretendía forcejear, por lo que, o se había rendido o finalmente había aceptado el tacto del chico.

La posibilidad de que se cumpliera la segunda opción hacía al de ojos cobre sentirse emocionado.

—Deja de hacer eso—soltó en queja hacia su cercanía llena de confianza.

—¿Te molesta?

—Supongo que ya me he acostumbrado—suspiró con rendición—. Aún así es incómodo.

Su idea de correspondencia por parte de la chica hacia su afecto físico se había derrumbado, así que, tras las palabras tan sinceras con las que se expresó ella, decidió alejarse con cautela.

—Estás muy raro hoy. ¿Qué te pasa?

—Nada—desvió sus ojos al suelo—. Tú sí que estás rara. Te burlas mucho de mí.

—Oh, lo siento—tomó la cara del contrario entre sus manos—. Al menos ahora sabes cómo molesta que te hagan burlas, cariño.

—Eso es nuevo—ladeó una sonrisa llena de picardía antes de acercar a la chica, tirando de sus caderas, hacia él—. ¿Finalmente has aceptado tus sentimientos por mí?

—No—se apartó bruscamente—. Tampoco te hagas ilusiones—dijo antes de continuar su paso hacia el restaurante.

Karma se limitó a toser, escondiendo su rostro con ayuda de su flequillo, tratando de ocultar sus mejillas sonrojadas por el atrevimiento tan repentino de la chica.

NUESTRA PEQUEÑA REALIDAD || KARMA AKABANE X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora