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—Hm...

—¿Qué pasa?—reí—. Llevas refunfuñando todo el día.

—No es nada—dijo despreocupado.

—Entonces para de una vez—fruncí el ceño.

—¿Te preocupas por mí, querida?

—No empieces.

—¿Quieres saber por qué llevo así todo el día?—comenzó a acercase demasiado—. Desde que esa imitación de Koro-sensei me tocó la cabeza...

Me sobresalté al sentir la mano de Karma sujetar la mía para llevarla a su cabeza.

—¿Qué... Qué demonios estás haciendo?

—Quiero que me des cariño, vamos—movió mi mano, deslizándola por su cabello.

—¿Por qué te comportas así tan de repente, idiota?

Quise apartarme, pero no me dejó, así que dejé la mano quieta sobre su cabeza. Volví a sobresaltarme al sentir su mirada fulminante clavándose como agujas en mis ojos.

—No importa—apartó su mano y su cuerpo, haciendo caer la mía.

—Deja de ser pesado y dime lo que te pasa—le miré con sospecha—. ¿A caso Itona te ha abducido el cerebro o algo así?

—Tonta.

—Gracias—sonreí—. Es lo más bonito que ha salido de tu boca referido a mi persona.

—Eso no es verdad—dio golpecitos en mi cabeza—. Anda, pero qué pequeña.

—¡Que a penas me sacas media cabeza, teñido de mierda!

—Mira qué linda te ves enfadada—esbozó una sonrisa burlona—. Soy afortunado de tenerte, querida.

Le di un empujón y, aunque a penas retrocedió por mi violencia inesperada, me alcanzó el paso en cuestión de segundos.

—Ya no te quiero ver. Estoy enfadada contigo, así que vete.

—Vale, tranquila—tiró de mi muñeca, carcajeando—. Solo bromeaba.

—Tus bromas son cada vez más malas.

—Bueno—se apartó—. Si quieres me voy, así no te molestamos más.

—Sería una buena idea—me crucé de brazos con los ojos cerrados.

—Pues bien—comenzó a alejarse—. No aprovecharé para ir al baño solo para seguirte el juego—dijo en la lejanía.

Suspiré con una sonrisa divertida, viendo cómo Karma entraba a los baños. Busqué un sitio para esconderme de él, pero al doblar la esquina me llevé una sorpresa poco agradable.

—No podría haberte evitado por siempre.

Sus ojos violeta me contemplaban como lo haría un depredador con su presa. Me sentía pequeña ante él.

—Gaku...—aparté la mirada—. Asano.

—Pareces encajar bien en esa clase.

Mi corazón se detuvo unos segundos, volví mi vista a Asano, esta vez mirándolo con mala cara.

—¿Tienes algo que decirme?

—Nada realmente importante—se encogió de hombros—. Es irónico—rió—. Pasas de ser la mejor, compartiendo el mismo nivel que yo, y terminas cayendo en un pozo sin fondo. Cada vez te pierdes más y haces que los demás te desprecien.

—¿A qué viene eso?—apreté las manos—. Antes... Antes parecía que te importaba, pero desde que me arrastraron a esa clase haces como si nunca hubiera existido para tí. Y tú sabes perfectamente porqué acabé en la clase del End.

NUESTRA PEQUEÑA REALIDAD || KARMA AKABANE X LECTORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora