En esta historia conoceremos a Nala Cameron, una chica tierna, amable y tímida. Que se termina imprimado de un vampiro, el cual la termina enamorando profundamente.
Que pasara en esta historia de amor?
Peleas? Amor? Miedo? Dolor? Molestias?
ENTRA PA...
Narra Nala: Después de estar más de 12 horas encerrada sin comer o tomar algo. La puerta del cuarto es abierta por las unicas dos mujer que abitaban en la casa, además de mi.
Elizabeth: Nala, cariño. Ti loba y tu deben tener hambre. Sofia: el desayuno ya está servido abajo. ¿Quieres unirte a nosotros? Elizabeth: prometemos no hablar de nada que tu no quieras. Sofia: Marcus y Jonathan, también lo prometieron. Nala: bueno, pero solo porque necesito alimentar a mi loba. Elizabeth: como tu digas, cielo.
Me levante de la cama y baje con amabas mujeres en silencio, como prometieron, sin hacer ninguan pregunta. Entramos al comedor, en el que solo abitaba una mesa y un total de 10 sillas al rededor. Mi abuelo, padre y padrino ya se encontraban sentados, tomando cafe/te y el primero leyendo un periódico. A un costado de mi padre, se encontraba Angela, comiendo por lo que se veía un mix de frutas. Sofia se sienta a lado de su hija y mi abuela con mi abuelo. Yo prefiero sentarme del lado de Sofia.
Marcus: buenos días, hija. Lamento no haberte llamado ayer para cenar. Pero, creímos que tendrías sueño. Nala: si, como sea... Sofia: Nala, puedes pedirle a la cocinaera lo que quieras. Nala: con unas tostadas y café va a estar bien. Jonathan: no seas tonta. Tu loba debe querer más que eso. Marcus: no te avergüences. Sasha, traele una pila de panqueques con fruta y chocolate caliente. Nala: pero... Elizabeth: solo disfruta. Gabriel: Sasha, es la cocinera de la mansión. Y cocina como los mismos ancestros. Nala: bueno...
Unos minutos despues, la tao Sasha aparece con una bandeja que contenía un plato con más o menos diez panqueuqes, un boul de frutos del bosque y una taza con chocolate caliente. Lo deja enfrente de mi y me dedica una caída sonrisa. Era una mujer de aproximadamente 40 años, rubia de ojos azules intensos y una sonrisa maternal, de baja estatura y delgada a la vista.
Sofia: buen provecho. Nala: gracias.
Comenze a comer tranquila y sin apuro, aquello despues de tantas horas sin alimentarme. Podía escuchar las pocas palabras que intercambiaban entre ellos, sobre temas tribales o que no conocía del todo.
Marcus: dime, ¿te gustaría ayudarnos con los preparativos del evento? Nala: pero, no sé nada sobre vinos y esas cosas... Elizabeth: bueno, será una excelente ocasión para aprender. Gabriel: es una tradición Cameron. Marcus: pero si no quieres, puedes quedarte en tu cuarto...
Lo miro incrédula, sabiendo y entendiendo a la perfección la técnica que estaba utilizando en mi. Pero, a pesar de que prefiriera estar lo más lejos de él, estar tanto tiempo encerrada me va a hacer mal. Además, podría aprovechar para observar un poco los alrededores de la casa y buscar posibles escapatorias...
Nala: bien, iré. Pero que utilices esa sucias técnica conmigo, es muy tonto. Marcus: pero funcionó. Nala: si mi loba no fuera tan imperativa, con gusto me quedaría en el cuarto. Jonathan: igual que tu padre a tu edad. Elizabeth: Jonathan, dijimos sin comentarios de ese estilo. Nala: déjalo, le quema la lengua. No puede estar tanto tiempo sin decir algo por el estilo. Le quema su propio veneno. Jonathan: que dulces y delicadas palabras, Nala. Nala: desde lo más profundo de mi corazón, Jonathan.
El ambiente despues de esa preciosa conversación quedo incomodo y tenso. Comí lo más rápido que puede para despues levantarme y guiándome por el olor a comida los lleve a la cocina.
Nala: muchas gracias, estaba riquísimo. Sasha: no hay de que.
Volví al salón y miré como todos seguían como si nada hubiera pasado hace tan solo minutos.
Nala: necesito ropa. No puedo estar todos los días usando lo mismo. Marcus: tienes razón. Sofia: me tome la libertad de compraste algunas cosas. Espero que te gusten y sean de tu talla. Cualquier cosas me avisas. Nala: gracias.
...
Debo admitir que Sofia tenía un buen gusto. Pero, se olvidó de un pequeño detalle... soy loba, rompo mi ropa cada segundo del día. Así que, me puse lo más sencillo y cómodo que encontré. Había una pequeña bolsa de tela color crema, donde puse dos cambios de ropa por si las dudas. Baje ya bañada y con nueva ropa, encontra dome a todos exepto Sofia y Angela.
Elizabeth: pero que bonita. Jonathan: ¿que llevas allí? Nala: ¿te importa? Marcus: es curioso tu padrino. Nala: son cambios de ropa. Por que, si no recordabas, los lobos al entrar en fase, romen la ropa. Jonathan: inteligente. Nala: más que ti. De seguro. Marcus: me encanta la relación que tienen. Bien, vamos.
Salimos de la casa y allí nos estaban esperando Alex y dos lobos más. No dije nada y solo seguí a mi padre, quien nos estaba llevando hasta los viñedos, para no se que cosas quería corroborar... la verdad, ni escuhe...
Elizabeth: sabes, este bosque me trae paz. Nala: bien por ti. A mi la reserva me trae paz. Pero, mira que tragedia. Estoy en otro continente, porque fui secuestrada. Gabriel: Nala, hija no veas esto como algo malo. Velo como una oportunidad de concer más a fondo tus raíces. Nala: ¿despues de casi 20 años? Valla, lo de ustedes llega con retraso. Marcus: a nosotros los Cameron, nos gusta dar sorpresas. Nala: valla sorpresas. Elizabeth: dime, ¿te gustaría concer a todo el consejo de la manada Cameron? Mañana hay junta y todos quieren conocerte. Nala: si, como sea...
Al llegar al viñedo, comenzaron a hablar con unas personas sobre la decoración y otras cosas del evento. Yo solo me dedicaba a observar con curiosidad algunas cosas, con Alex detrás de mí respirandoem en la nuca. Estaba te iendo demasiada paciencia para no darle un golpe.
Cada tanto apretaba mi pecho, sintiendo el dolor de estar lejos de Emmett. Mi pobre loba aullaba con desespero e impaciencia por tener a Emmett con nosotras nuevamente. Así que, para que ella pueda sentirse un poco más tranquila pedí permiso de entrar en fase.
A pesar de ser una reen o como ellos quieran llamarme, yo estaba en territorio de otra manada. Y por nada del mundo, me gustaría faltar el respeto a la otra manada... a pesar de que sea la de mi padre...
Al sentir la fría y suave nieve bajo mis patas, pude por fin respirar tranquila. Me recosté en el suelo, deja do que el frío caerme mi calor corporal y el dolor en mi pecho. Auqneu la paz duro poco, al sentir una mano acariciando mi pelaje.
Rápidamente me levanto, mirando y gruñendo al propietario de la mano, quien se trataba de mi padre. El me sonrió y sin decir nada se vovlio al viñedo, dejándome en supervision de Alex y cada tanto aprecia Jonathan.
Ojalá estar con Emmett, el de seguro ya les hubiera despedazado en mil pedasitos.
Ay mi amor, como te extraño.
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