Capitulo 24 (+21)

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—¡Aléjate de mi hija, zorra!.

Tan simpática cómo siempre.

—Yo no creo que deberías promover ese tipo de vocabulario en tu casa.—ironicé.

—¡Largarte de mi casa!.—gritó con rabia.

Si la vena en su frente se hacía más grande estallaría en cualquier momento.

—Tranquila, aunque me agradas, no vine a verte.—informé.—Vine a verlo.

La pequeña a mis espaldas no había movido ni un músculo, no sabía exactamente qué hacer, quería desaparecer pero moverse por los momentos no era una opción.

—No hablarás con mi esposo.—puntualizó esa oración.

Idiota.

—Sarah los celos no son lo tuyo.—asegure.—Solo será una charla de viejos amigos.

Una sonrisa ensanchó mi rostro y ella al verla sabía que sería más que una charla de amigos, sin embargo yo sabía que solo sería eso aunque hacerla molestar un poco no está del todo mal.

Eres una hija de puta, y cómo hija de puta serás tratada.

—Ada, sube a tu cuarto.—pidió a su hija.

Al ver que su hija no se movía vino hacía ella, y me tropezó con rabia.

Miré sobre mis hombros y observé cómo la agarró del brazo con fuerza, la  pequeña de inmediato hizo una mueca de dolor y aunque quise lanzarme encima de ella para golpearla no podía hacerlo.

Pobre pequeña, en sus ojos se veía el temor que sentía hacia su madre.

Lucas se entera de esto y quemaría está casa solo para venir por ella, y aunque Lucas es un ser de luz al saber que a su pequeña está siendo maltratada podría convertirse en un ser oscuro y acabar con Sarah.

Sarah la llevo del brazo hacia las escaleras y la pequeña subió sollozando todos los escalones.

Hija de puta.

—Te lo voy a decir una última vez.—sentenció.—Lárgate de mi casa, y deja en paz a mi marido.

—Sarah no te engañes, sabes perfectamente que la razón por la cual ustedes están juntos es por esa pequeña.—asegure.—Bueno, para ser más justos, ustedes están juntos por una mentira.

Vi pasar por su ojos el temor, ella estaba convencida que nadie más que ella y Lucas lo sabían.

—¡Vete de mi casa!.—gritó.

—Ya te lo dije, vine hablar con tu esposo y en cuanto lo haga me iré.

Vino con rabia hacia mí y me tomó con fuerza del brazo.

—No voy a repetirlo nuevamente.

Me safe rápidamente y con toda la furia contenida por sus mentiras, por sus desprecios hacia mí levanté mi mano y la estrellé en su mejilla. 

La escuché quejarme y rápidamente agarrarse la mejilla.

—¡Ayuda!.—gritó aún con su mano sujetándose la mejilla.

Brulet. (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora