Brulet. (+21)

Capitulo 27

Todo sucedió en cuestión de segundos.

Elika viniendo hacia nosotros con la ropa ensangrentada, Elijah sacando un arma y disparándo.

Tina había muerto, mi dulce ángel había muertoEl jerarca disparando saliendo del despacho junto con Ronnie.

¿Scott herido?

"Los inocentes corren peligro"

Cuando me dispuse a buscar a mi pequeño el jerarca sacó un arma y disparo en nuestra dirección, Elijah lo imitó solo que él había disparado hacía la dirección donde se encontraba Ronnie.

—¡Elika!.—grité al ver cómo el guardia se lo llevaba nuevamente.

Comenzaron los dispares en la oficina, le saqué el arma que Elijah tenía para mí, y comencé a disparar.

Ronnie y el jerarca lograron escapar con el guardia y mi pequeño.

—¡MALDICIÓN!.—grité.

Elijah salió corriendo y yo lo perseguí, necesitaba encontrar a mi hijo, el corría peligro, estaba con esos mal nacidos y por la historia de Ronnie, ella quiere acabar con todo lo que tenga mi nombre, ella quiere acabar conmigo, y eso incluye a Elika.

Joder.

Había puesto en peligro a mi hijo, a mis amigo, a todos.

Maldición.

Los disparos seguían, uno tras otro.

Todos luchaban por esquivarlos, Elijah y yo nos cubrimos atrás de una de las paredes del patio, el jerarca seguía disparando y Ronnie igual, no sabía donde se encontraba Lucas y mucho menos Scott.

Joder.

Los guardias del Brulet se les unieron y ahora era una guerra entre nosotros y los pocos escoltas de Elijah, y los míos contra tres guardias del Brulet, Ronnie y el jerarca.

Busqué con la mirada a Elika y no lo encontraba.

—Elijah, Elika no está con ellos.—le informé a Elijah.

La furia en sus ojos se hizo presente, y un ápice de preocupación junto con dolor invadieron sus ojos.

Elijah se levantó y uno de sus disparo quedó incrustados en la pierna del jerarca.

—¡Hijo de puta!.—gritó con dolor el jerarca seguido de caer en el piso.

Ronnie corrió adentrándose al bosque, y Elijah fue tras ella.

—Ayúdame, Aurora.—pidió entre lágrimas el jerarca.

Y antes de que pudiera hablar le clave un puñetazo en el rostro.

—Esto es por la vez que dejaste que hombre me violaran.

Otro puñetazo.

—Esté es por la vez que me golpeaste hasta dejarme inconsciente, y esos hombres entraron, una y otra vez, para tocarme.

Comencé a llorar mientras seguía estrellando mis manos en su cuerpo.

—Por esas tantas golpizas y violaciones, que me dejaban sangrando por días, por las veces que me violaste.

Otro tras, otro puñetazo.

—Esto es por todos los hombres que me tocaron, golpearon sin mi permiso.—solloce con rabia.—Con tu muerte se van mis pesadillas, con tu muerte se va mi más grande verdugo.

Esto es por James, por cada una de las chicas que trajiste engañadas, con golpizas.

Esto es por cada hombre miserable que venía al Brulet y le sonreías, esto es por cada centavo que entraba en tu bolsillo a costa de violaciones, golpizas, y la muerte de algunas chicas.