XXVI. Mascota

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Beck y el alfa Rohan se marcharon rumbo a Sigfrid y Claus se quedó observando mientras se alejaban.

Era obvio el que le doliera verlo irse. Sabía que de haber sido por él, lo sujetaría del brazo y le prohibiría alejarse de su lado. Pero entendía el porqué hacía lo que hacía.

-¿Claus? -quise llamar su atención.

-Cuando tengas este lazo, entenderás que muchas cosas te dolerán. Pero sabrás que es para protegerlos -su voz era muy diferente a la de siempre. Estaba deprimido -. Vámonos.

-¿Estás seguro?

-No hay otra opción.

No dije nada al respecto.

-¿Qué harás con respecto a tu ropa? -cambié el tema.

-Nada, no la necesitaré. Al menos no por ahora.

-¿Disculpa?

Sin nada más que decir, Claus dejó caer el abrigo de Beck, exponiendo su desnudez al mundo antes de transfromarse en un lobo negro, con el pelaje aun sucio y enmarañado. Sin contar la oreja cercenada sobre su cabeza, y que en su lugar solo había algo parecido a un muñón que no faltaba mucho por cicatrizar. Las demás heridas ya habían sanado.

-¿Ese es tu plan? -lo miré incrédulo -. ¿Que seamos un grupo de chicos viajando quién sabe hacia dónde con con un lobo enorme a nuestro lado?

Sí.

-Claro. Seguramente es creíble un grupo de chicos viajando hacia algún lugar con un lobo de mascota -eso claramente lo hizo enojar.

Vuelve a decir eso y no temeré morder a mi alfa.

-Eres un... ¿Qué dijiste?

Juraría haber visto una sonrisa llena de colmillos en ese rostro lobuno que tanto amaba y que nunca querría perder en mi vida.

Amo a Arja, Raiko. Es mi mejor amigo, mi hermano y mi alfa, y yo soy su segundo. Pero en este momento te sigo a ti. Sabes que no podemos estar sin un alfa por mucho tiempo.

Y algo nuevo me dolió.

-No ibas a volver, ¿verdad? -silencio.

Y entonces, el enojo.

No me sentí diferente. Nada intentó salir.

-Vámonos -todos me miraron.

Vi al grupo de chicos que me acompañaban. Tommen, Niko, Leo, Ziggy, Claus, y Will. Cuatro lobos y dos humanos.

-Tenemos una ruta que seguir.

-No viajaré con un grupo de lobos. Iré por mi cuenta -Leo pareció aliviado de que Will se apartaea de Ziggy. Y mi lobo también.

No llegará muy lejos sin nosotros.

-No puedes hacerlo solo -dije sin pensar.

-Pues mírame.

No quería dejar de mirarlo. Y solo por eso, noté que le pasaba algo. Algo además de lo que podía ver.

Will colocó un par de dedos en sus labios. Inhaló y dejó salir el aire en un fuerte y agudo silbido.

No pasó mucho tiempo hasta que vimos un lobo aparecer. Estaba herido, su pelaje estaba sucio y enmarañado, y cojeaba de su mano derecha. Pero se veía tan feliz de correr hacia su amo.

-Moon -murmuré.

-Sí, también estoy feliz de verte -el lobo gimió mientras Will acariciaba su pelaje -. Yo también lo creí, pero descuida -alzó la mirada hacia mí -. Te agradezco la ayuda, pero no iré con ustedes.

Rey LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora