L: Perdón

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Ya estábamos cansados de tanto caminar. Le ofrecí llevarlo en mi lomo de vez en cuando para que descansara un poco. Después de todo, era un humano y no tenía tanta resistencia como un lobo, pero más que un humano ordinario.

No dijimos nada cuando pasamos cerca de la manada Ikra. Los lobos de ese lugar nos vieron, pero no hicieron nada. De verdad esperaba que el alfa Rohan llegara con bien a Sigfrid, con los demás.

No dejaba de pensar en cómo debían estar mis amigos, Claus, Inu, Riku, Aska y Mika que necesitaban el apoyo de un buen alfa, un alfa como Arja.

Luego de unos días, llegamos a Zeirik. El alfa Marcos y Reigard nos recibieron y atendieron sin dudar. Ayudaron a Will con sus heridas y nos dieron comida y agua.

Me sentí tonto por tener un nudo en la garganta en ese momento. Quería llorar por absolutamente todo lo que había pasado y por estar vivo. Pero también, por fracasar.

Cuando estuve un poco más descansado, le dije todo lo que sabía al alfa y a su segundo.

Durante la noche, Will cayó dormido sobre una de las camas que nos habían preparado. Mientras, yo permanecí apoyado en la barandilla del porche.

—¿Estás bien? —oí la voz de Reigard.

—Sí, estoy bien —respondí en voz baja, casi en un murmullo.

—Después de tanto tiempo, te creí dormido como tu compañero.

—Sí, bueno, no puedo dormir.

Reigar se sentó en uno de los escalones y me invitó a hacer lo mismo.

—¿Qué sucede?

—Es solo que... —no podía levantar la vista de mis manos —. No estoy seguro de poder cargar con tanto. Para todos soy una especie de Rey por llevar algo más en mi interior, pero no pude detener al brujo y dejé que se fuera con Ziggy y los humanos que transformó en lobos.

—Bueno, ese es un gran fracaso, ciertamente —sus palabras fueron un gran golpe —. Pero eso no significa que sea tu culpa. Aun eres joven y tienes mucho que aprender, chico.

—Pero...

—Es cierto que hay cosas que tendrás que atender a partir de ahora, pero eso no significa que tengas que hacerlo solo. Estás a cargo de todas las manadas, y debes procurar el bienestar de cada una de ellas, pero no debes agobiarte por ellos. Recuerda que estan los alfas para dirigir sus manadas.

—Aun así se oye complicado —Reigard rio por lo bajo.

—Tienes un buen segundo que será tu mano derecha. Tienes a Arja que va a enseñarte todo lo necesario. Tendrás a tu manada.

Pasamos varias horas hablando sobre todas las inquietudes que tenía sobre lo que probablemente me esperaba. Luego de eso me fui a dormir.

—Estoy seguro de que Arja tiene un diario —dijo antes de que entrara a la casa —. Podrías pedírselo.

—Claro. Buenas noches.

Ni siquiera había pensado en el diario. Estaba seguro de que lo había perdido en alguna parte.

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Al llegar la mañana, Will y yo decidimos seguir nuestro camino. El alfa Marcos y Reigard nos despidieron pacíficamente. Habían ofrecido que Reigard nos acompañara, pero me negué. Podíamos llegar por nuestra cuenta.

Al poco rato, quise romper ese silencio que ocupaba gran parte de nuestro día.

—¿Qué harás cuando llegues al campamento? —pregunté mirando el suelo. Había decidido caminar como un humano junto a Will luego de que Reigard me diera algo de ropa.

Rey LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora