El silencio me parecía cada vez más cómodo mientras caminábamos siguiendo a Oskar. Si antes me parecía sofocante, ahora lo prefería.
La bestia no volvió a pronunciar palabra alguna durante el resto del camino. Ya no me parecía tan imponente ni peligrosa. Ya no iba a tener ningún control sobre mí a menos que se lo permitiera.
Por otro lado, mi lobo se removía nervioso. Quería hablar y decirme muchas cosas que desconocía. Sabía que quería calmarme y reducir esa sensación de rabia en mi, pero eso era algo que no quería hacer hasta que Will estuviera a salvo y el brujo vencido.
Rodeamos pueblos y atravesamos manadas sin problemas. Me alivió un poco ver que habían manadas que no sufrieron pérdidas de ningún tipo, pero no quitaba la preocupación de los alfas y sus segundos.
-¿Por qué no hemos encontrado cazadores?
-No hay muchos clanes, la verdad -respondió Oskar -. El clan de Alec es el más grande, y eso que no es tan numeroso. Los demás son cazadores solitarios o retirados que no sacan sus armas a menos que sea necesario. Los demás son clanes familiares, pero tampoco ejercen como tal.
-¿Se esconden? -preguntó Ziggy.
-Podría decirse que sí. Así como los lobos, los cazadores también quieren una vida tranquila y sin sangre derramada.
-Entiendo.
Mientras Ziggy y Oskar hablan, yo me limitaba a escuchar sus palabras, mirar hacia el cielo cada tanto para asegurarme de que aun era de día y que nos quedaba tiempo para llegar al lugar.
-Descuida -miré a Oskar. Se esforzaba por estar tranquilo -. Llegaremos y recuperaremos a mi hermano.
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Un día, cuando Macy estaba recientemente enferma, ni Arja ni las gemelas se encontraban en casa. Solo éramos ella y yo.
-¿Raiki? -la oí acercarse, pero no reaccioné de inmediato -¿Estabas dormido?
-No lo hacía -respondí con voz perezosa mientras me restregaba la cara con las manos -¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?
Ella dejó salir una suave risa.
-Estoy bien, hijo mío.
-¿Segura? El doctor dijo que debías descansar y papá me pidió que te cuidara...
Ella volvió a reír. Y era un sonido tan hermoso y acogedor, que lo único que quería era que no se detuviera jamás.
-Cariño -su voz me sacó del trance de en el que me tenía su risa -¿Te puedo preguntar algo?
-Claro, no hay problema. ¿Qué pasa?
-¿Por qué decidiste entrenar?
-Bueno, si te soy sincero, comencé a entrenar porque sentí que debía hacerlo -no pareció entenderme -. Es... mi forma de retribuir todo lo que Arja ha hecho por mí. Ustedes han hecho tanto que, quisiera poder pagárselos de alguna manera.
-Cariño. Mi bello hijo, eres un buen chico, Raiki. Eres un buen chico y no lo digo solo porque sea tu madre. Es verdad. Pero no necesitas pagarnos nada. Ser tu madre es una de las cosas que más feliz me ha hecho, y con eso me basta.
-Mamá... -comenzaba a avergonzarme.
-Te diré un consejo muy importante para que impresiones a Claus -logró llamar totalmente mi atención -. En momentos de crisis, la confianza lo es todo, no importa si no confias en él. Si está de tu lado, es todo lo que importa.
-No lo entiendo -ella besó mi frente y sonrió mientras peinaba mi cabello con sus dedos.
-Lo harás en su debido momento, hijo.
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Rey Lobo
LobisomemSer el alfa de una manada puede ser complicado, abrumador en algunos casos. Pero... ¿Y si eres el alfa de todas las manadas? ¿Y si naces con una corona sobre tu cabeza? Una antigua rivalidad se verá obligada a desaparecer para combatir el mal que am...