XXVII. Secreto / Miedo

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Ahí estaba yo, en un callejón, con mi maestro, con una conversación que realmente no quería tener.

—Raiko...

—Claus, ¿podríamos no tener esta conversación?

—No veo por qué no. Soy tu maestro, tu amigo si quieres menos peso en el título —eso no me relajaba —. No debería molestarte hablar de eso.

Bueno... sí.

—Bueno... sí.

—¿Por?

—Uno, estás desnudo. Dos, No es el momento. Tres...

—Adolescentes.

—Claus...

—¿Hace cuánto lo sabes?

—El día que mamá murió.

—¿Macy...?

—De alguna forma lo supo. Pero no lo conoció en persona —mi corazón se rompió con el recuerdo —. Ella me dijo que lo buscara. Pero a cambio de eso, no estuve a su lado en sus últimos momentos.

—Comprendo.

Seguimos hablando del tema unos cuantos minutos más.

Creyendo que nadie nos veía u oía.

—Mantén el instinto al límite. Los jóvenes son bastante volátiles a la hora de tocar este tema.

—Lo sé.

—No hay que olvidar por qué viajamos.

—Lo sé.

—Y que no podemos morir sin pelear.

—Lo sé.

Nos quedamos en completo silencio sin dejar de mirarnos.

Esperamos. Y esperamos. Y esperamos.

Entonces alguien se acercó.

Y solo bastó con ver la posición de sus manos y sentir el olor en el aire para darnos cuenta de que tenía un arma.

Un cazador.

Seguimos en silencio. Esperando a que él diera el primer movimiento. Y claramente estábamos en desventaja.

Estábamos muy lejos como para saltar sobre él. En medio de muchos humanos. En un lugar extraño para la mayoría de nosotros.

—Baja el arma, Riku —miré a Claus —. Viene conmigo.

—Demonios, Claus —reclamó el hombre mientras guardaba el arma.

—¿Dónde está el idiota de tu compañero?

—Ya déjalo en paz. Podría preguntarte lo mismo y querrías morderme por eso —el sujeto me señaló con la mirada —. ¿Ahora tienes jóvenes como compañía?

Claus guardó silencio. Claro que iba a querer una respuesta.

—Está en casa —respondió el sujeto —. No ha... estado muy bien desde hace unos cuantos días. Inu...

—Te lo advertí, Riku. No puedes mantener un lobo sin un alfa. Te lo dije. Les dije que...

—Estábamos bien, Claus. Lo estábamos manejando bien. Pero...

—Quiero verlo —Claus me miró —. No te separes.

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Claus me explicó todo de camino a casa del sujeto.

Riku Mins, un cazador rezagado que abandonó su clan para estar con un lobo perdido.

Rey LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora