Lujuria - Supercorp

CAPÍTULO 1

KARA POV

Sé que estoy inmerso en una situación incorrecta, comprendo que mis acciones no están alineadas con lo apropiado, pero me resulta imposible denegar y aún menos resistir los atractivos que emanan de su ser. No puedo sencillamente declinar su influencia. Mi cuerpo ha caído bajo su dominio, mi espíritu está en su posesión y, aunque al principio fue dedicado al Creador, ahora se encuentra entregado a ella.

Cada noche que acudo a su presencia con la intención de orar, termino dirigiendo mis oraciones arrodillada hacia ella. Cada día experimento una dosis de adrenalina ante el riesgo de ser descubiertas, sin embargo, esa circunstancia solo agudiza mi sensación de excitación.

El concepto de tenerlo todo con la de cabello oscuro provoca un latido frenético en todo mi ser. Nadie puede siquiera concebir lo que sucede entre nosotras; todos están convencidos de que nos profesamos mutuo desprecio. No obstante, si llegaran a descubrir la profundidad con la que nuestras almas se entrelazan, seguramente nos desterrarían del convento.

Cada vez que ella me aparta el hábito, su mirada hacia mí posee el poder de nublar mi mente por completo. En ese instante, mi cuerpo parece perder su fortaleza, y mi alma no puede evitar rendirse ante su presencia avasalladora. Es como si sus ojos tuvieran el don de despojarme de cualquier resistencia y me sumieran en una entrega inevitable.

La forma en que sus manos exploran mi cuerpo despierta en mí una intensa locura, un frenesí de sensaciones que me abruman. Sus ojos, normalmente verdes, se tornan aún más intensos en su tonalidad cuando la pasión los invade, y es imposible escapar de su magnetismo. Incluso cuando esta arrodillada y encuentro su mirada, puedo sentir el ardiente deseo que emana de sus ojos, y eso en sí mismo es una experiencia embriagadora. Cuando bebe mi ser con mucha ímpetu.

Sin embargo, es innegable la belleza que su cuerpo irradia, una belleza que se manifiesta en cada detalle de su ser. Sus formas definidas, las curvas que traza con gracia, y su abdomen tonificado que muestra sus esfuerzos. No puedo evitar notar sus pechos, exquisitamente grandes y suaves, una tentación que solo puedo acariciar en mis pensamientos más privados.

Aunque no puedo afirmar con certeza que estamos profundamente enamoradas o si me quiere, ya que incluso yo misma estoy confundida al respecto, lo que puedo asegurar es que entre nosotras fluye una lujuria intensa, una pasión que recorre nuestros cuerpos y que es innegable.

Siento cómo su presencia invade mi ser por completo, mientras su longitud se desliza hasta cubrir mi boca. El cálido río blanco inunda mi garganta, y lo recibo ávidamente, deseando más de esa sensación embriagadora.

Una vez que todo ha concluido, el ambiente vuelve a su estado anterior, la indiferencia se hace presente.  Su mirada fría y aterradora regresa, como un recordatorio de la realidad. Sin decir palabra, se gira y toma su bata, dirigiéndose hacia el baño. Mientras tanto, yo me apresuro a ponerme mi hábito nuevamente, y abandono su habitación, cerrando un capítulo oscuro y secreto.

El pasillo del convento se sume en la oscuridad, iluminado solamente por los tenues destellos de los bombillos en los pilares. Mi reloj de muñeca señala las 2:25 de la madrugada, una hora en la que todos duermen profundamente. Si alguien llegara a sorprenderme, simplemente aduciría que he ido a orar ante el Santísimo, una excusa para mantener oculta la verdad.

Mi compañera de cuarto, Alex Danvers, permanece profundamente dormida en la cama individual a la derecha. Con precaución, me deslizo en mi propia cama y finalmente encuentro el consuelo del sueño, sumiéndome en un profundo descanso.

Despierto al sonido del reloj de campanadas, marcando las seis de la mañana. El eco de las voces de varias hermanas resuena en los pasillos mientras se preparan para comenzar sus tareas diarias. Permanezco en la cama por un tiempo, esperando a que Alex salga del baño para poder tomar mi turno. Pasan cuarenta minutos y finalmente la madre superiora, Moira Queen, me manda a llamar.