CAPITULO 5

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KARA POV

Han transcurrido un mes desde mi llegada, y aún no he tenido la oportunidad de entablar una conversación con la hermana Lena. Pareciera que es como un fantasma aquí adentro, apareciendo y desapareciendo en cualquier momento, dejándome con la sensación de que su presencia es tan efímera como misteriosa.

Las únicas veces que la he encontrado es en la capilla y algunas veces en el comedor. Y solo una ocasión pude verla en el río leyendo. Y como me dijo Alex al parecer le encanta leer.

No busco hacerla sentir mal, solo quiero llevarme bien con ella.

Mientras vagaba en mis pensamientos, me dirigía hacia la capilla. La vi entrar y decidí seguirla. La encontré sentada en uno de los bancos, sumida en un silencio aparentemente profundo. Me aproximé en silencio y me senté a su lado. Le dirigí un simple "Hola", pero no obtuve respuesta alguna de su parte.

—Hola —dije nuevamente, sintiendo cierta tensión. No obtuve respuesta.

—¿Necesitas algo? —preguntó con desgano.

—Solo estoy saludándote —respondí.

—No tienes que ser amable conmigo, hermana Zor-El —replicó con tono brusco.

—Solo quiero... —trate de decir.

—Permiso —fue lo único que me respondió.

Se levantó y se alejó, dejándome sola. Tardé unos minutos en salir, sumida en mis propios pensamientos.

Su alejamiento me hizo sentir un poco desanimada. Me dirigí a la cocina para ayudar con algunas tareas.

—¿Pasa algo, hermana Zor-El? —interrogó la madre Moira.

—No, no es nada, madre.

—Pareces un poco afectada.

—Solo estoy un poco cansada, eso es todo.

—¿Estás segura? Deberías descansar un rato y unirte a la cena.

—No quiero causar molestias.

—Para nada, hermana. Tu bienestar es importante.

—Gracias, permiso.

Estaba a punto de entrar a la habitación cuando me encontré con Alex en el pasillo.

—Hey, hola —me llamó.

—Hola —respondí.

—¿Cómo va todo? —preguntó.

—Estoy un poco agotada.

—¿Segura?

—Sí, no pasa nada.

—De acuerdo, no insistiré. Te veré después.

—Claro.

No me percaté de lo rápido que transcurrió el tiempo, y me quedé dormida. Al despertar y regresar al comedor, descubrí que ya no quedaba nadie. La comida había concluido. Revisé la cocina en busca de alguien, pero no hallé a nadie. Tenía un poco de hambre y al parecer ya habían guardado todo.

Salí de allí resignada y regresé por donde vine, aunque tenía la sensación de ser observada. Volteé, pero no encontré a nadie. Al entrar a mi habitación, me percaté de que Alex ya estaba dentro. Escuché que tocaron la puerta, abrí, pero no había nadie. Lo que me desconcertó fue encontrar una barra de galletas en la puerta. La tomé y entré.

—¿Quién era? —preguntó Alex.

—Nadie, solo dejaron esto —le mostré la barra de galletas.

—Bueno, eso es raro —comentó ella, y se metió en su cama.

Lujuria - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora