CAPITULO 2

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KARA POV

Un año antes

Desde lo más profundo de mi ser, siento un llamado inquebrantable hacia la vida monástica. Cada día, mi corazón arde con un deseo ardiente de consagrar mi vida a Dios y a su servicio. La búsqueda de significado y propósito en este mundo mundano solo ha dejado un vacío que solo la vida contemplativa y la comunión íntima con Dios pueden llenar.

Anhelo dedicar mi existencia a la oración, al servicio de los demás y a la búsqueda constante de la verdad espiritual. La paz que siento en mi alma cuando me sumerjo en la contemplación y la comunión con Dios me indica que esta es la senda que debo seguir. Aunque sé que esta decisión implica sacrificios y desafíos, mi fe y determinación me guían hacia la realización de un propósito más grande y significativo. Ansío encontrar una comunidad espiritual donde compartir este viaje y crecer en la gracia de Dios, sirviendo con amor y dedicación a aquellos que lo necesiten.

Desde que tengo memoria, siempre he querido tener un vínculo con Dios, una conexión que trasciende las limitaciones terrenales y me lleve a un plano más elevado de existencia.

Mis padres al inicio no estuvieron de acuerdo, pero al final me apoyaron con la decisión que tuve. Estudié dentro de un instituto católico en Metrópolis, donde también me gradué en periodismo.

Hace unas semanas me llegó un correo en el que me habían aceptado en el convento de National City.

Así es que hoy me encuentro en el aeropuerto a punto de despedirme de mi familia.

—Sabes que aún puedes renunciar, ¿cierto? –ese era mi primo Clark, era como mi hermano mayor.

Él siempre me ha apoyado desde un inicio y siempre respetó mi decisión al igual que mi vocación. Cuando otros se burlaban, él simplemente me defendía.

—No le quites el sueño a Kara— y ella era Lois, Lois Lane su novia y hermana de mi mejor amiga.

La conocí por mi amiga Lucy Lane. Un día saliendo de mi casa después de un proyecto, se encontró con mi primo en la acera, intercambiaron algunas palabras y ahora en unos meses se van a casar.

—Tranquila, Lois, ya está decidido y no podrás hacerme cambiar de opinión.

—¿Ni por mí, Kara? —Lucy puso ojos de cachorro y no pude evitar abrazarla.

—Eres mi mejor amiga, pero ni por ti. Ya conoces mi decisión.

—Claro, Kara, solo bromeaba. —decía Lucy.

—Cuídate, cariño, te esperamos para Navidad —el mayor de los Zor-El habló.

—Claro, papá, te veré en Navidad. —lo abracé.

—Cualquier cosa no dudes en avisarnos —mi madre tan protectora. Le di un abrazo y me marche.

Tomé mis maletas y me dirigí hacia donde colocaban el equipaje. Mientras caminaba, sentí una mezcla de emoción y determinación, sabiendo que este era el comienzo de un nuevo capítulo en mi vida que había esperado durante mucho tiempo.

El viaje fue tranquilo, era un viaje alrededor de seis horas y media. Llegué un poco agotada, pero feliz por haber llegado. Esperé unos quince minutos hasta que una camioneta un poco deteriorada me llamó la atención. En su interior, un hombre alto y musculoso se presentó como Mick y me informó que era el cuidador. Durante el trayecto, compartimos algunas palabras antes de llegar al convento.

Cuando llegué, me encontré con un lugar impresionantemente grande. El patio era inmenso, y según lo que me había comentado Mick, el terreno era extenso debido a las cosechas que mantenían aquí.

Lujuria - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora