CAPÍTULO 20

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Maratón 1/3

KARA POV

Estaba preparando mi pequeña maleta para las vacaciones. Mañana por la mañana tomaré un bus hasta Metrópolis; preferí viajar en bus que en avión. Algunas hermanas tuvieron que salir desde hoy porque viajaban más lejos. Me emocionaba la idea de volver con mi familia después de casi seis meses fuera. Aún no me acostumbro del todo a esta parte de mi vida.

Alex también se iría con su familia, así que le ayudé con su pequeña maleta.

—¿Estás ansiosa? —me preguntó.

—Un poco, la verdad, ya quiero verlos. ¿Y tú? —le respondí y le devolví la pregunta.

—La verdad no tanto. Creo que, por mi bien, no pasaré tanto tiempo con mi familia. Tal vez me quede en un hotel o en casa de una amiga.

—¿Puedo preguntar por qué? Puedes confiar en mí, Alex. —le dije, con preocupación en mi voz.

Alex suspiró y bajó la mirada, pensativa.

—Es complicado. Mi familia y yo no tenemos la mejor relación. Siempre hay tensiones, y estas reuniones suelen terminar en discusiones. Prefiero evitarlo.

—Lo siento... —dije.

—Gracias, espero y puedas tener unas buenas vacaciones, si necesitas un lugar puedes venir conmigo, mi familia estará encantada de tenerte.

Alex me sonrió.

—Gracias, Kara. Espero que no sea necesario, pero lo tendré en cuenta. —dijo, agradecida.

Después de la charla con Alex, me dirigí a mi pequeña oficina. Me dediqué a ordenar algunos papeleos y los acomodé dentro de una caja para que no se llenen de polvo durante los días que estaré fuera. Dejé limpio el lugar y me marché para ayudar a las hermanas en la cocina. Últimamente, he estado trabajando con la hermana Cecile para hornear unos panecillos. Quiero sorprender a mi familia con ellos, ya que saben que no soy precisamente buena en la cocina; mis intentos siempre terminan con los panecillos quemados. Después de intentar cocinar y no morir en el intento, por fin terminé. Disfrutamos de unos ricos panecillos durante la tarde. Estaba casi contando las horas para marcharme a casa.

Antes de irme a dormir, pase a la capilla. Después, recorrí el largo pasillo hasta mi dormitorio. Las luces no ayudaban mucho; eran unos pequeños bombillos que apenas alumbraban, proyectando sombras que hacían el convento aún más silencioso y solemne.

Al llegar hacia los dormitorios, choqué contra alguien y di un pequeño grito. Al mirarla bien, me di cuenta de que era ella.

—Dios, qué susto —me llevé una mano al pecho, tratando de calmarme.

—No seas tan dramática —respondió Lena con su habitual frialdad.

—No es que me asuste fácilmente, pero estas luces no ayudan mucho —dije, señalando los débiles bombillos del pasillo.

—¿Qué haces aquí? —pregunté.

—No tengo por qué darte explicaciones —respondió Lena, cruzando los brazos.

—A veces me dan ganas de darte uno, pero por respeto —señalé hacia arriba— me comporto.

—Pff, tu respeto —rio— por favor, Zor-El, aquí ya no hay respeto.

—Tú y yo lo perdimos hace mese...

—Shhhh... —traté de taparle la boca—. Nos pueden oír —dije, ya comenzando a enfurecerme por su comportamiento.

—Nadie nos escucha aquí —trató de calmarme.

—¿No? Estamos cerca de los dormitorios. —dije.

Lujuria - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora