CAPÍTULO 23

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LENA POV

John estacionaba el auto mientras veía a mi padre salir al balcón de la mansión. Me vio a lo lejos y supe que vendría hasta mí. Bajé del auto y entré a la casa, donde lo encontré de pie en las escaleras.

—Lena, has llegado —dijo con su habitual tono frío.

—Padre

—Has llegado tarde. Lex me avisó que llegarías hace unos días y vienes ahora. ¿Dónde has estado? —me preguntó con frialdad.

—Tomando un poco de aire, padre. Tendré toda la vida encerrada ahí y fui a despejar la mente, solo eso —respondí, manteniendo la calma.

—Sabes que me informan las ubicaciones de los jets.

—Y aún sigues vigilándome, tanto dentro como a fuera —respondí con un suspiro.

—Es por tu bien, hija. No quiero que nos vean envueltos en chismes ni en nada de ese estilo. Somos una familia prestigiosa, una de las más importantes del país. No quiero que un error tuyo eche todo a perder. La reputación de nuestra familia depende de cada uno de nuestros movimientos, y no podemos permitirnos ningún desliz.

—No puedo vivir constantemente bajo vigilancia.

—Lo sé, pero este es el precio de pertenecer a esta familia. La libertad es un lujo que no podemos permitirnos.

Me quedé en silencio, sabiendo que discutir no cambiaría nada. Estaba atrapada en una vida de apariencias y restricciones, con cada uno de mis pasos monitoreado y controlado.

—Voy a mi habitación. Con permiso, padre.

Se hizo a un lado y subí a mi habitación. Apenas llegué y ya me estaba cuestionando. No puedo ser siempre fuerte; a pesar de todo, sigo siendo débil. Cerré la puerta de mi habitación y comencé a llorar. Me volví a sentir como una niña pequeña, vulnerable y frágil.

Me dejé caer sobre la cama, abrazando una almohada para ahogar mis sollozos. Recordé los momentos en los que deseaba tener una vida normal, libre de expectativas y presiones. Me preguntaba si algún día podría ser yo misma, sin sentir el peso de las responsabilidades familiares.

Después de un rato, me limpié las lágrimas y traté de recomponerme. Sabía que no podía quedarme así para siempre.

Miré por la ventana, viendo cómo la noche caía sobre la mansión. Aunque me sintiera vulnerable, encontraría la manera de enfrentar todo lo que viniera. Porque, al final del día, solo yo podía definir mi propia fuerza.

Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Fui por un vaso de agua y me encontré con la ama de llaves, Nura.

—Señorita Lena, buenas noches. Ha llegado —dijo Nura con una sonrisa.

—Sí, esta tarde.

—Pensaba que no llegaría.

—Si no llego, mi padre me buscaría hasta por debajo de las piedras —respondí con una risa ligera.

—No diga eso, señorita. Su padre solo quiere lo mejor para usted.

—Es abrumador.

Nura me miró con comprensión y me ofreció una taza de té.

—Quizá esto le ayude a relajarse un poco.

—Gracias, Nura. ¿Y mi madre?

—Vendrá mañana. Salió a Miami. Una de sus amigas acaba de casarse.

—Claro, ya veo. Prefiere ir en vez de recibirme.

Nura me miró con un atisbo de tristeza en sus ojos.

Lujuria - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora