Lujuria - Supercorp

CAPÍTULO 22

Maratón 3/3

Kara POV

El tiempo pasó muy rápido y me encontraba de regreso a Metrópolis para ver a mi familia. Estuve casi cinco días con Lena. Este recuerdo jamás podré olvidarlo, ni todo lo que hicimos en el avión, en el hotel y en la cabaña.

Después de nuestra primera noche en Seattle, amanecí junto a Lena. Fue una noche majestuosa y podría jurar que en todo momento me hizo sentir deseada. Aunque me hubiera encantado sentirla completamente, teníamos que cuidarnos. Nunca había dormido así con nadie; era nuestra primera noche juntas sin preocupaciones de tener que regresar al dormitorio antes de las 5 de la mañana.

Me duché primero y luego ella. Desayunamos en el restaurante del hotel. John nos esperaba en el auto. Tenía ganas de explorar más de Seattle.

Lena me llevó a algunos museos, como el Museo de Arte de Seattle y el Museo de la Cultura Pop. Paseamos por el Pike Place Market, disfrutando de la variedad de tiendas y la animada atmósfera. Aunque el aire invernal era frío, la calidez de la temporada navideña se sentía en cada esquina, con luces y decoraciones festivas en todas partes.

También visitamos el acuario de Seattle, y disfrutamos de las vistas al océano. Por la tarde, subimos al Space Needle para disfrutar de una vista panorámica de la ciudad. El paisaje era impresionante, con el horizonte de Seattle iluminado por las luces navideñas.

Volvimos a terminar el día caminando por el muelle.

Antes de llegar al hotel, pasamos a un restaurante para cenar. Cuando llegamos, no pude contenerme más y la besé con ímpetu, dejándome llevar por el momento.
Me tomó de las caderas, acercándome más a ella. Me hizo suya en cada rincón del hotel.

Salimos de Seattle y Lena me llevó a unas cabañas en Lake Tahoe en la frontera de California y Nevada. Era un lugar hermoso, rodeado de pinos cubiertos de nieve y con una vista espectacular del lago. La cabaña estaba decorada con luces navideñas y un árbol de Navidad en el rincón, creando un ambiente familiar. Al entrar, sentí una paz abrumadora que no había experimentado en mucho tiempo. Pasamos dos días explorando los alrededores, disfrutando de paseos por el bosque nevado. Al anochecer, Lena preparaba la cena. Había enviado a John a comprar suministros para dos días, y la cabaña contaba con una pequeña cocina que resultaba perfecta para nuestras necesidades. El aroma de la comida llenaba el aire, mezclándose con el olor de la leña ardiente en la chimenea.

Me senté en el sofá, observando cómo Lena se movía con gracia en la cocina. A pesar de ser una mujer que no muestra sus sentimientos, había algo íntimo y encantador en verla cocinar, algo que me hacía sentir más cerca de ella.

— ¿Necesitas ayuda con algo? —le pregunté, queriendo ser útil.

—No, está bien.

La cabaña era acogedora, con muebles rústicos y ventanas que ofrecían una vista impresionante del lago cubierto de nieve. La luz de la chimenea proyectaba sombras danzantes en las paredes, y la tranquilidad del lugar me envolvía.

John regresó poco después con las provisiones, saludándonos brevemente antes de retirarse a su propia cabaña cercana. Lena y yo cenamos a la luz de las velas, disfrutando de una comida deliciosa y de la compañía mutua. La conversación fluía con facilidad, mezclándose con risas y momentos de silencio cómodo.

—Este lugar es increíble —dije, mirando a Lena a través de la mesa. —Gracias por traerme aquí.

Solo me sonrió. Aunque no dijera nada y le costara abrirse más, sabía que le habían encantado estos días que habíamos pasado juntas.