CAPITULO 15

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LENA POV

Si quería seguir teniendo sexo con Zor-EL, tendría que cuidarla y no nada más ella, yo también tenía mucha responsabilidad.

Sin embargo, no sabía dónde conseguir preservativos estando dentro del convento. Podía salir a comprarlos, pero la mayoría de las personas en el pueblo me conocían como la hija menor de los Luthors y sabían que estaba en el convento.

Había una persona que podría ayudarme: mi hermano Lex. Él fue quien me proporcionó revistas y videos. Pero sabía que no me los compraría porque su única condición fue que nunca me involucrara con una Hermana del convento. Había fallado a su única regla, había traicionado su confianza al hacerlo, y él era la única persona en quien confiaba plenamente y no estaba dispuesta a decepcionarlo de nuevo.

Tenía que encontrar una solución, así que decidí contactar a mi antiguo chofer, alguien en quien confiaba plenamente y que nunca me había traicionado. Él siempre me protegía cuando me escapaba de casa, en mi época rebelde por así decirlo. Recordar su número no fue difícil, el problema era si seguía teniendo el mismo contacto. Esperé con impaciencia el primer timbre: uno... dos... tres...

―¿Hola?

Bingo.

―John ―Espere a que recordara mi voz

―Señorita Luthor, qué sorpresa escuchar su voz después de tanto tiempo. ¿En qué puedo ayudarla? ―se escuchaba emocionado.

Sabía que él nunca me iba a decepcionar.

―Necesito un favor, John.

―Cualquier favor que necesite, mi señora. Siempre estoy a su disposición.

Aquel comentario me tomo por sorpresa, pero debo admitir como me llamo, me hizo sentir superior.

Le pedí lo que necesitaba y para mi sorpresa, John no me pidió explicaciones, pero decidí contarle de todos modos. Su única respuesta fue un simple "Qué agradable que seas responsable".

Pedí permiso para ir a dejar unas botellas de rompope y mermelada de arándanos, aceptaron mi petición y me reuní en unas cuadras lejos del convento. Mientras él descendía del coche, yo lo esperaba sentada en una banca del parque.

No solía ser afectuosa, pero cuando él me vio, sus ojos brillaron y no pude evitar abrazarlo. Hacía tiempo que no nos veíamos. Me entregó una bolsa de papel con mis galletas favoritas y un par de dulces. Observé la bolsa y se adelantó a decirme que los había colocado debajo, por si me descubrían, podría decir que los compré de vuelta. Sin duda, John nunca me decepcionaba.

Le regalé el rompope y la mermelada para que pudiera compartirlo con su familia, y él aceptó el detalle gustosamente. Intercambiamos algunas palabras antes de despedirnos. Le pregunté sobre su vida y cómo había estado. Treinta minutos después, nos despedimos. Antes de marcharme, él me dijo: "Si algún día piensas escaparte de allí, no dudes en llamarme. Estaré afuera esperándote". Le agradecí sus palabras y nos despedimos.

Regresé al convento y me dirigí a mi habitación, donde guardé los preservativos en un lugar seguro y discreto.

Lo que quedaba del día, lo pasé leyendo en mi habitación. Perdí la noción del tiempo y ni siquiera me di cuenta de que había pasado la hora de la cena. Cuando salí al pasillo, me encontré con la Hermana Zor-El.

Nuestras miradas se encontraron por unos instantes, pero ya sabíamos lo que vendría a continuación. Era como si nuestros cuerpos estuvieran predestinados a acercarse, atrayéndose como imanes por una fuerza magnética irresistible.

Cedí a la tentación y cerré la puerta tras de mí al regresar a mi habitación. Ella me siguió. Sin poder resistirme, me dejé llevar y nuestros labios se encontraron en un beso.
La acerqué más a mí, sintiendo su cuerpo responder al contacto, pero antes de subir de intensidad, ella intentó apartarse.

Lujuria - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora