CAPÍTULO 21

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Maratón 2/3

LENA POV

—Si sigues mirándome así, no tendré piedad de ti. —Su cara se tornó roja.

—Solo... he... estaba mirando alrededor.

—¿Sí? —dijo irónicamente—, pues pareciera que no.

—¿Qué dices?

—Bien.

Enfoqué mi vista en la lectura, pero sentía su mirada sobre mí. Cerré mi libro de golpe y lo dejé a un lado.

—Ven.

—¿Qué?

—Ven, siéntate aquí —señalé mis piernas.

Se levantó y se sentó en mi regazo. Bendito el momento en el que eligió un vestido. Nuestras miradas estaban muy cerca, podía sentir su respiración sobre mí. Tocaba sus gafas torpemente; estaba nerviosa, podía sentirlo. Nuestros labios se encontraron en un beso suave al principio, que rápidamente se volvió más intenso. Sus manos temblaban ligeramente mientras se aferraba a mis hombros, y podía sentir la electricidad en el aire entre nosotras.

Nos seguimos besando hasta que se colocó a horcajadas sobre mí. Cada segundo que pasaba nos acercaba más, y la electricidad entre nosotras era palpable.

Su pelvis hacía un vaivén sobre mis pantalones y sentí cómo mi miembro se endurecía. Mis manos acariciaban por encima de su vestido, deseando tocar más allá. Alcé su vestido hasta su cintura y pasé mi mano por sus bragas, sintiendo su humedad. Froté mis dedos sobre la tela y su cabeza se echó hacia atrás. Metí mi mano en sus bragas y restregué mi dedo por su abertura, masaje su hinchado clítoris. Ella gemía bajo, cerca de mi oreja. Mi miembro estaba ansioso por estar dentro de ella. Sus manos tocaron mi miembro por encima de mis pantalones, baje la cremallera y baje un poco mis pantalones para dejar salir a mi miembro. La moví un segundo mientras, buscaba el preservativo en mi cartera y lo acomodaba en mi miembro. Con mi mano acomodé a mi miembro en su entrada, ella apretó mis hombros por el dolor, un dolor de placer. 

—Muévete —dije entre jadeo.

Ella subía y bajaba con frenesí, nuestros labios chocaban bruscamente queriendo más.  Besaba parte de su cuello y mandíbula mientras ella seguía cabalgándome. Podía sentir sus uñas clavarse en la tela de mi camisa, si no la tuviera, no cabe duda que tendría marcas.

Seguía montándome, mientras yo sostenía sus caderas. Cada segundo se me hacía más estrecha. Su respiración se volvía más pesada y sus movimientos más intensos. Nuestras miradas se encontraron y pude ver el deseo y la pasión en sus ojos, lo que solo aumentaba la intensidad del momento. Faltaba un paso más hacia el clímax. El temblor en su cuerpo, lo que solo aumentaba la urgencia del momento. Llegó al clímax y contuvo su grito ahogado en mi pecho.

Salí de ella con cuidado y la dejé en el sillón mientras buscaba papel para limpiarla. Primero limpié mi miembro y tiré el preservativo. Luego, la limpié suavemente y le acomodé las bragas.

—¿Estás bien? —le pregunté.

—Sí...

La cargué y la llevé al sofá para acostarla. Minutos después, se quedó dormida y la arropé con una pequeña manta.

//

Dos horas después, aterrizamos en Seattle. Esperamos a que John bajara para ir por el coche y llevarnos al hotel.

Nos instalamos en el hotel, y podía ver el horizonte de Seattle desde nuestra ventana. Vi su rostro emocionado por la vista, sus ojos brillando me pareció tan lindo.

Lujuria - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora