Capítulo 16: Espacio y tiempo

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Al principio, no entré en pánico. Al principio, una neblina soñolienta me proporcionó la suficiente confusión para fomentar una sensación de calma. Al principio, cuando estiré mi brazo por Krist a Través de las sábanas y no lo sentí allí, sólo sentí un poco de decepción, seguido por curiosidad. Probablemente estaba en el baño, o tal vez comiendo cereales en el sofá. Acababa de darme su virginidad a mí, a alguien con el que había gastado demasiado tiempo y esfuerzo pretendiendo no tener más que sentimientos platónicos. Eso era mucho para asimilar.

—¿Kitty? —llamé.

Levanté sólo mi cabeza, esperando que se arrastrara a la cama conmigo. Pero después de unos momentos, me di por vencido, y me senté. Sin tener idea de que ocurría, me puse el bóxer que me había sacado anoche, y deslicé una camiseta por encima de mi cabeza. Mis pies se arrastraron por el pasillo hasta la puerta del baño, y golpeé. La puerta se abrió un poco. No se oía ningún movimiento, pero lo llamé, de todos modos.

—¿Kitten?

Abriendo la puerta un poco más, se reveló lo que esperaba. Vacío y oscuro. Entonces entré en la sala de estar, esperando verlo en la cocina o en el sofá, pero no se encontraba en ningún lugar.

—¿Kitten? —llamé, esperando por una respuesta.

El pánico comenzó a crecer dentro de mí, pero me negué a enloquecer hasta que supiera qué demonios pasaba. Pisoteé hacia la habitación de Tay y abrí la puerta sin llamar. New yacía junto a Tay, enredado en sus brazos de la manera en que imaginé que Krist habría estado conmigo en este momento.

—¿Han visto a Krist? No puedo encontrarlo. —Tay se incorporó sobre el codo, frotándose los ojos con los nudillos.

—¿Eh?

—Krist. —dije, con impaciencia encendiendo el interruptor de la luz. Tanto Tay como New retrocedieron. —¿Lo han visto?

Diferentes escenarios pasaban por mi mente, todos causando diferentes grados de alarma

Quizás él había sacado a Muffin, y alguien lo había secuestrado, o herido, o tal vez se había caído por las escaleras. Pero las garras de Muffin repiqueteaban contra el suelo del pasillo, por lo que no podía ser.

Tal vez fue a buscar algo fuera al coche de New. Corrí hacia la puerta del frente y miré alrededor. Entonces corrí escaleras abajo, mis ojos buscando cada centímetro entre la puerta principal del apartamento y el auto de New.

Nada.

Él había desaparecido.

Tay apareció en la puerta, entrecerrando los ojos y abrazándose a sí mismo por el frío.

—Sí. Nos despertó temprano. Quería ir a casa.

Subí las escaleras de dos en dos, agarrando los hombros desnudos de Tay, empujándolo hacia atrás todo el camino hasta el lado opuesto de la habitación, y embistiéndolo contra la pared. Agarró mi camiseta, con una expresión en su rostro medio aturdida y medio frunciendo el ceño.

—¿Qué dem...? —comenzó.

—¿Lo llevaste a casa? ¿A Golden? ¿En medio de la maldita noche? ¿Por qué?

—¡Porque me lo pidió!

Lo empujé contra la pared otra vez, cegado por la rabia que comenzaba a tomar el control de mi sistema. New salió del dormitorio, con su pelo despeinado y la cara adormilada. Estaba en su bata, apretando el cinturón alrededor de su cintura.

—¿Qué demonios está pasando? —preguntó, deteniéndose a medio paso delante de mí. Tay sacudió el brazo y le tendió la mano.

—New, quédate atrás.

Caminando junto a ti [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora