Capítulo 28: Señor y Señor

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Krist se detuvo en el borde, su mano sostenía los únicos dos dedos que tengo libres. El resto los tenía ocupados con bolsas o tratando de hacerle señas a New.

Habíamos manejado el Honda al aeropuerto dos días antes, así que Tay tuvo que dejar a su novio tomar el control del carro. New había insistido en recogernos y todo el mundo sabía por qué. Cuando él se detuvo junto a la acera, miró hacia al frente, ni siquiera salió a ayudarnos con las bolsas.

Cojeando, Krist se sentó en el asiento del copiloto, cuidando el lado donde se había tatuado mi apellido.

Lancé las bolsas por la ventana trasera y traté de abrir la puerta.

—Eh... —dije tratando de abrirla nuevamente—. Abre la puerta, Newwie.

—No creo que lo haga —me contestó volteando a verme. Aceleró un poco, y Krist se tensó.

—Detente Newwie. —New piso el freno y alzó una ceja.

—Casi haces que maten a mi mejor amigo en una de tus estúpidas peleas, después lo traes a Las Vegas y te casas con él cuando estoy fuera de la ciudad, por lo que no sólo no puedo ser su padrino, sino que ni siquiera puedo ser testigo de ello. —Traté de abrir la puerta nuevamente.

—Vamos Newwie, desearía poder decir que lo siento, pero estoy casado con el amor de mi vida.

—¡El amor de tu vida es una Harley! —gritó, y avanzó nuevamente.

—¡Ya no! —le rogué.

—New Mason... —comenzó Krist, tratando de sonar intimidante, pero New le lanzó una mirada demasiado severa que dejó a Krist encogido contra la puerta. Los coches de atrás nos tocaban la bocina, pero New estaba demasiado enojado para prestar atención a eso.

—De acuerdo —dije levantando una mano. —Está bien ¿y qué tal si nosotros uh... tuviéramos otra boda este verano? Con fiesta, invitaciones, flores y con todas esas cosas. Podrías ayudar a Krist a planear la boda, podrás pararte a su lado, hacerle una despedida de soltero, y todo lo que quieras.

—¡No es lo mismo! —gruñó New, pero la tensión en su rostro se relajó un poco. —Pero es un comienzo. —Se estiró hacia atrás y quitó el seguro, jalé la manejilla y entré al carro, cuidando de no hablar hasta que llegamos al apartamento. Tay estaba limpiando su Charger cuando nos detuvimos en el estacionamiento.

—Hola. —Me sonrió y abrazó a mí primero, y luego a Krist. —Felicidades a los dos.

—Gracias —contestó Krist que aún se sentía incomodo por la rabieta de New.

—Supongo que es una buena cosa que New y yo hayamos estado hablando sobre conseguir nuestro propio departamento.

—¿Lo harán? —dijo Krist inclinando la cabeza hacia su amigo. —Parece que nosotros no somos los únicos que toman sus propias decisiones.

—Íbamos hablar de ello contigo —contestó New a la defensiva.

—No hay prisa —le dije. —pero me gustaría algo de ayuda hoy, para traer el resto de las cosas de Krist aquí.

—Sí, claro. Gulf acaba de regresar a casa. Le dije que necesitábamos su camioneta. Los ojos de Krist se movían entre nosotros tres.

—¿Vamos a decírselo?

New no pudo ocultar una sonrisa de suficiencia.

—Va ser difícil esconderlo con ese gran diamante en tu dedo.

Fruncí el ceño.

—¿No quieres que nadie sepa?

—Bueno, no, no es eso. Pero nosotros nos fugamos. Además de que somos hombres. La gente enloquecerá.

Caminando junto a ti [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora