Capítulo 18: Lucky Thirteen

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Medio emocionado, medio nervioso como el infierno, entré en la casa de mi padre, mis dedos entrelazados con los de Krist. Humo del cigarrillo de mi padre y mis hermanos provenía de la sala de juegos, mezclándose con el ligero olor almizclado de la alfombra que era más vieja que yo.

A pesar de que Krist estuvo molesto al principio por no tener mucho aviso antes de conocer a mi familia, parecía más a gusto de lo que yo me sentía. Traer una pareja a casa no era un hábito de los hombres Maddox, y cualquier predicción de sus reacciones no era fiable en el mejor de los casos.

Perth salió a la vista primero.

—¡Santo Cristo! ¡Es el idiota!

Cualquier esperanza de que mis hermanos pretendieran no ser otra cosa que salvajes era una pérdida de tiempo. Los amaba de todos modos, y conociendo a Krist, también lo haría.

—Hey, hey... cuiden su lenguaje frente al novio de su hermano, no queremos causar una mala impresión. —dijo papá, asintiendo hacia Krist.

—Kitty, este es mi papá, Boonrod Maddox. Papá, este es Kitten.

—¿Kitten? —preguntó Boon, con una expresión divertida en el rostro.

—Krist —dijo él, estrechándole la mano. Señalé a mis hermanos, cada uno asintiendo cuando decía su nombre. —Perth, Jimmy, Boun y Bright.

Krist parecía un poco abrumada. No podía culparla, nunca le había hablado de mi familia, y cinco chicos serían abrumadores para cualquiera. De hecho, cinco chicos Maddox eran francamente aterradores para la mayoría.

Al crecer, los niños del barrio aprendieron a no meterse con ninguno de nosotros, y sólo una vez alguien cometió el error de hacerlo. Éramos frágiles, pero nos uníamos como una sólida fortaleza si era necesario. Eso estaba claro, incluso para aquellos que no pretendían intimidarnos.

—¿Krist tiene apellido? —preguntó papá.

—Perawat —dijo, asintiendo cortésmente.

—Es un placer conocerte, Krist —dijo Bright con una sonrisa. Krist no lo habrá notado, pero la expresión de Bright era una fachada para lo que realmente hacía: analizar cada palabra y movimiento suyo. Él siempre estaba en búsqueda de alguien que pudiera potencialmente balancear nuestro ya débil barco. Las olas no eran bienvenidas, y siempre había hecho su trabajo al calmar las potenciales tormentas.

Papá no podría soportarlo, solía decir. Ninguno de nosotros podía discutir contra esa lógica. Cuando uno o unos cuantos de nosotros nos encontrábamos en problemas, iríamos con Bright, y él se encargaría de ello antes que papá pudiera averiguarlo. Años de acoger a un grupo de escandalosos y violentos chicos, hizo que Bright se convierta en un hombre mucho antes de lo que debería. Lo respetábamos por eso, incluyendo mi padre, años de ser nuestro protector lo volvieron un poco arrogante a veces. Pero Krist se mantuvo sonriendo y ajena al hecho de que ahora era un blanco bajo la mirada del guardián de la familia.

—Un gran placer —dijo Perth, sus ojos ambulantes en lugares que habrían conseguido que cualquier otro muriera. Papá golpeó la parte trasera de su cabeza y gritó. —¿Qué dije? —dijo, frotándose la parte posterior de la cabeza.

—Siéntate, Krist. Míranos quitarle el dinero a Sing —dijo Jimmy. Saqué una silla para Krist, y se sentó. Miré a Perth, y respondió sólo con un guiño. Sabelotodo.

—¿Conociste a Stu Unger? —preguntó Krist, señalando una polvorienta foto. No pude creerles a mis oídos. Los ojos de papá se iluminaron.

—¿Sabes quién es Stu Unger? —Krist asintió.

—Mi papá es un fan también. —Papá se puso de pie, señalando la polvorienta foto a su lado.

—Y ese de allí es Doyle Brunson. —Krist sonrió.

Caminando junto a ti [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora