Capítulo 22: Nada bueno para nadie

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La siguiente semana pareció no tener fin. New y yo decidimos que sería mejor si él se quedaba en Golden por un tiempo. Tay aceptó de mala gana. Krist se perdió las tres clases de historia y encontró otro lugar además de la cafetería para comer. Traté de alcanzarlo a la salida de alguna de sus clases, pero o bien él no había asistido o se había ido antes de que terminarán. No atendería su teléfono.

Tay me aseguró que él estaba bien, y que nada le había pasado. Tan agonizante como era saber que estaba a dos grados de Krist, hubiera sido peor ser separado de él por completo y no tener ni idea de si estaba vivo o muerto. A pesar de que parecía que no quería tener nada que ver conmigo, no podía dejar de esperar que, en algún momento, pronto, me perdonaría o que empezaría a extrañarme tanto como lo extrañaba yo y aparecería en el departamento. Pensar en no volver a verlo nunca de nuevo era demasiado doloroso, así que decidí seguir esperando.

El viernes Tay golpeó a mi puerta.

—Pasa —dije desde la cama, mirando el techo.

—¿Sales hoy, amigo?

—No.

—Tal vez deberías llamar a Perth. Ir a tomar un par de tragos y despejar tu mente por un rato.

—No.

Tay suspiró. —Escucha, New vendrá, pero... odio hacerte esto... pero no puedes molestarlo sobre Krist. Apenas pude convencerlo de venir. Él sólo quiere quedarse en mi habitación, ¿de acuerdo?

—Sí.

—Llama a Perth. Y necesitas comer algo y tomar una ducha. Te ves como la mierda.

Con eso, Tay cerró la puerta. Todavía no cerraba bien desde aquella vez que la eché abajo. Cada vez que alguien la cerraba, el momento en que destruí el departamento porque Krist se había ido, venía a mi mente, y el hecho de que volvió a mí no mucho después, conduciéndonos a nuestra primera vez.

Cerré mis ojos, pero como cada una de las otras noches de la semana, no podía dormir. Cómo gente como Tay pasaban por este tormento una y otra vez con diferentes personas era una locura. Conocer a alguien después de Krist, incluso si esa persona de alguna forma valía algo, no podía imaginar sacar mi corazón ahí de nuevo. No para que pudiera sentirme de esta forma de nuevo. Como en una muerte lenta. Resulta que había tenido razón todo el tiempo.

Veinte minutos después pude escuchar la voz de New en la sala de estar. Los sonidos de ellos hablando en voz baja en la habitación de Tay como si me ocultaran algo resonaron en todo el apartamento.

Incluso la voz de New era demasiado para soportar. Saber que probablemente había hablado con Krist era insoportable.

Me obligué a mí mismo a levantarme y hacer mi camino hasta el baño para ocuparme de darme un baño y otras rutinas básicas de higiene que había descuidado la última semana. La voz de New fue ahogada por el agua, pero al segundo que giré la palanca, podía escucharla de nuevo.

Me vestí y agarré las llaves de mi moto, preparándome para un largo viaje. Probablemente terminaría en donde papá para contarle las noticias.

Justo cuando pasé por la puerta de la habitación de Tay, el teléfono de New sonó. Era el tono de llamada que le había asignado a Krist. Mi estómago se apretó.

—Puedo pasar a recogerte y llevarte a algún lugar a comer —dijo. Krist tenía hambre. Tal vez iría a la cafetería.

Corrí hasta la Harley y salí del estacionamiento, excediendo la velocidad y pasándome las luces rojas y las señales de alto de todo el camino hasta el campus.

Cuando llegué a la cafetería, Krist no estaba ahí. Esperé unos minutos, pero nunca apareció. Mis hombros se hundieron y caminé en la oscuridad a través del estacionamiento. Era una noche tranquila. Fría. Opuesta a la noche que caminé con Krist hasta Golden después de que ganara nuestra apuesta, recordándome lo vacío que me sentía sin él a mi lado.

Caminando junto a ti [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora