Epílogo

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Las paredes goteaban con el agua de la lluvia. Las gotas cayendo en charcos, como si estuvieran llorando por él, el bastardo mentiroso en el centro del sótano en un charco de su propia sangre.

Respiré con fuerza, mirándolo, pero no por mucho tiempo. Mis dos armas estaban señalando en direcciones opuestas, ambas apuntando a los hombres de Benny hasta que el resto del equipo llegó.

El auricular enterrado profundamente en mi oído zumbó.

—Tiempo estimado de llegada en diez segundos, Maddox. Buen trabajo. —El jefe del equipo, Moon, habló en voz baja, sabiendo tan bien como yo que, con Benny muerto, todo había terminado.

Una docena de hombres armados con rifles automáticos, y vestidos de negro de pies a cabeza, se precipitaron por la puerta, y bajé mis armas.

—No son más que hombres de bolsa. Sáquenlos de aquí.

Tras guardar mis pistolas, quité la cinta restante de mis muñecas y me encaminé a las escaleras del sótano. Bright estaba esperándome al final de éstas, su chaqueta color caqui y su pelo empapados por la tormenta.

—Hiciste lo que tenías que hacer —dijo, siguiéndome hasta el coche. —.¿Estás bien? —preguntó, estirando su mano para tocar el corte en mi ceja.

Había estado sentado en esa silla de madera durante dos horas, mi culo siendo pateado por Benny mientras me interrogaba. Se habían dado cuenta de todo esta mañana, todo parte del plan, por supuesto, pero al final el interrogatorio debía de terminar con su arresto, no su muerte.

Apreté la mandíbula. Había recorrido un largo camino sin perder los estribos y golpear a cualquiera que despertara mi ira. Sin embargo, tomó segundos para que todo mi entrenamiento saliera por la ventana, y todo sucedió cuando Benny pronunció su nombre.

—Tengo que ir a casa, Bright. He estado fuera durante semanas, y es nuestro aniversario... O lo que queda de él.

Abrí la puerta del coche, pero Bright agarró mi muñeca.

—Tienes que ser interrogado. Has pasado años en este caso.

—Perdido. He perdido años.

Bright suspiró.

—No quieres llevar esto a casa contigo, ¿o sí?

Ahora fue mi turno para suspirar.

—No, pero tengo que ir. Se lo prometí.

—Voy a llamarlo. Se lo explicaré.

—Mentirás.

—Es lo que hacemos.

La verdad siempre era fea. Bright tenía razón. Él prácticamente me crio, pero realmente nunca lo conocí hasta que fui reclutado por el FBI. Cuando Bright fue a la universidad, pensé que estudiaba publicidad, y más tarde nos dijo que era un ejecutivo de publicidad en California. Él estaba lejos de casa, para él era fácil mantener su mentira.

Recordando, ahora tenía sentido por qué Bright había decidido volver a casa sin necesidad de una ocasión en especial, la noche en que conoció a Krist. En aquel entonces, apenas había comenzado a investigar a Benny y sus numerosas actividades ilegales, fue simplemente suerte ciega que su hermano menor conociera y se enamorara del hijo de uno de los deudores de Benny. Incluso mucho mejor que termináramos enredados en su negocio.

En el segundo en que me gradué con el título en justicia criminal, tuvo sentido que el FBI se pusiera en contacto conmigo. Nunca se me ocurrió, o a Krist, que ellos tuvieran miles de solicitudes al año, y que no solían hacer reclutamiento. Pero yo ya era un agente encubierto, alguien que ya tenía conexiones con Benny.

Caminando junto a ti [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora