Capítulo 21: Muerte lenta

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Tay se sentó a mi lado sobre un pequeño banco que se encontraba en la habitación. Una habitación que si bien era pequeña estaba muy bien iluminada. Esta sería la primera ocasión en la que no saldría del sótano de algún lugar clandestino para ofrecer el espectáculo que causaba una pelea callejera. El público esta vez estaría compuesto por las personas que vivían en la sombra, en la gran ciudad de Las Vegas: mafiosos, traficantes de drogas, y con ellos, sus dulces acompañantes. La multitud afuera se asemejaba a un oscuro ejército, más ruidoso y mucho más sediento de sangre. Estaría rodeado por una jaula y no por personas.

—Sigo creyendo que estás equivocado al participar en esto, Sing —demandó Newwie, de pie al otro lado de la habitación.

—Ahora no, cariño —le contestó Tay, mientras me ayudaba a envolver la cinta adhesiva, a modo de protección, alrededor de mis manos.

—¿Estás nervioso? —La voz de Newwie resonó nuevamente por el lugar, de una forma que resultó escalofriantemente tranquila.

—En realidad no. Pero me sentiría mejor si Kitty estuviera aquí. ¿Sabes algo de él?

—Le enviaré un mensaje. Él llegará.

—¿Lo ama? —pregunté, imaginándome diferentes escenarios sobre qué fue lo que hablaron durante la cena. Obviamente Gunsmile no era un santo, y no podría asegurar que no esperase nada a cambio de ayudar a mi chico.

—No —respondió tajantemente Newwie. —Krist nunca me lo diría, de cualquier forma. Crecieron juntos, Singto. Él fue la única persona con la que él pudo contar. Lo fue durante mucho tiempo.

No puedo decir si conocer esta información me hizo sentir mejor o peor. —¿Te contestó el mensaje?

—¡Oye! ¡Oye! Tienes a Brock McMann esperándote. Tu cabeza tiene que estar enfocada en la pelea al cien por ciento. ¡Deja de ser un cobarde y concéntrate! —exclamó Tawan, golpeando mi mejilla en el proceso.

Asentí, tratando de recordar las pocas veces que había visto luchar a Brock. Había sido expulsado de la UFC por golpes ilegales y el rumor de haber golpeado al presidente de la compañía. Había pasado mucho tiempo, pero seguía siendo un luchador a leguas sucio y cometió mucha mierda ilegal. Mientras el árbitro era un testigo impasible. La clave sería no ponerse en posición de debilidad. Si cerraba sus piernas alrededor de mí, podría acabar conmigo bastante rápido.

—Vamos a jugar seguro, Sing. Déjale atacar primero. Del modo en el que luchaste la noche en la que tratabas de ganar la apuesta de Krist. No estás en una pelea de un torneo universitario. Esto no es el Círculo, y no estás creando espectáculo para la audiencia.

—Al infierno si no lo estoy.

—Tienes que ganar, Singto. Estás luchando por Krist, no lo olvides. —Asentí. Tay tenía razón. Si perdía, Benny no recibiría su dinero, y Krist permanecería en peligro.

Un hombre alto y gordo con traje de diseñador y pelo grasiento caminó hacia nosotros. —Tú vas arriba. Tu entrenador puede unirse a ti en la parte exterior de la jaula, pero los demás... ¿Dónde está él otro?

Mis cejas se fruncieron, formando una línea recta. —Ya viene.

—De acuerdo, entonces... se han reservado plazas al final de la segunda fila en la esquina para los acompañantes.

—Te acompañaré allí —exclamó Tawan dirigiéndose a Newwie, miró al hombre de traje. —Nadie lo toca. Voy a matar a la primera puta persona que se atreva a tocarlo.

El hombre esbozó lo que podría considerarse el fantasma de una sonrisa. Una horrible mueca la describiría mejor. —Benny ha dicho sin distracciones. Vamos a tener los ojos puestos en ellos todo momento.

Caminando junto a ti [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora