𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟖

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CAPÍTULO 18
"A LA LUZ DE LAS ESTRELLAS"

🏹🐺🏹

El baile estaba en pleno auge. Todos bailaban o conversaban entre sí disfrutando del ambiente del lugar.

Allison, Lydia, Scott y Stiles estaban cerca a la consola de música bailando juntos con agradables sonrisas en sus rostros; Malia, Isaac y mi hermano por otro lado estaban riendo de lo que fuera que hablaran mientras veían a las demás personas.

Derek y yo, por otro lado, estábamos caminando hacia al salida.

—¿Segura que no te arrepentirás de esto y querrás volver? —me preguntó el pelinegro de ojos verdes antes de cruzar las puertas.

Dando vuelta para ver el alboroto y movimiento que había en todo el lugar, asentí para ver al hombre lobo.

—¿Te arrepentirás de ir conmigo, lobo misterioso?

La sonrisa ladeada en los labios de Derek me dio la respuesta que esperaba.

Minutos después estabamos fuera de la escuela.

—Me gustan estos eventos pero siempre preferiré el silencio y la calma del exterior —confesé mientras abrazaba mis brazos.

Con ello sentí cómo sobre mis hombros la parte posterior del traje de Derek se acomodó arropandome, él quedando con su camisa blanca y el primer botón desabrochado esbozó una sonrisa.

—Conozco un lugar que puede agradarte —mencionó para hacerme pensar que iríamos lejos.

—Te sigo, Hale.

Ambos sonreímos y empezamos a caminar; poco a poco nos alejamos de la escuela y llegamos a una de las partes más de Beacon Hills, un mirador agradable e íntimo esperaba por nosotros.

—Vaya —dije al impresionarme por la vista— todo es hermoso desde aquí.

Pude observar cómo Derek sonrió para asentir y luego invitar a sentarme junto a él. Las hojas caídas por el otoño adornaban el suelo de manera cálida y hermosa.

—¿Y? ¿Qué dices? —habló el chico a mi lado— ¿Te gustó este lugar?

Sonreí para asentir mientras me perdía en la bella vista.

—Es simplemente maravilloso —giré mi rostro para verlo— ¿Vienes seguido?

Asintió.

—Suelo venir aquí desde que... —su mirada cayó para mostrar algo de nostalgia— desde que mi madre murió.

Era un lugar importante para él.

Y me lo estaba confiando.

—Me gustaba venir a olvidarme de todo un rato, la paz que hay siempre es especial —entonces una sonrisa se deslizó en su rostro— y quise mostrártelo porque creo que sentirías lo mismo. Es algo extraño.

—Es lindo —sonreí para verlo— Gracias por dejarme venir aquí.

Su mirada suavizada encontró la mía, antes de que dejara desviar mi atención , llevándola al cielo que nos arropaba.

—¿Te han gustado alguna vez? —pregunté con mi mirada elevada.

—¿A qué te refieres? —dijo siguiendo mi vista.

Dejé escapar una sonrisa silenciosa antes de responder.

—Hablo de las estrellas —digo observando el cielo nocturno decorado con delicadas luces. Estrellas—. Siempre me ha encantado acercarme a la ventana, no importa dónde viva, y por un rato observar el cielo. Es... mágico.

𝐀𝐌𝐄𝐋𝐈𝐀 𝐉𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora