𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑𝟐 (𝐓𝟐)

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CAPÍTULO 32
"OMEGA A LA LUZ DE LA LUNA"

🏹🐺🏹

En la mañana mamá y Alec estaban ayudándome mientras dejábamos el hospital. Melissa había logrado agilizar la salida para lo más temprano posible, así que por ello los chicos me verían luego de la escuela, pero si los conocía bien estarían en mi casa antes del almuerzo.

—¿Te sientes bien? —preguntó Alec.

Asentí para subir al auto.

—Recuerda que ahora puedo hacerte pedacitos —bromeé mientras le sonreía.

—Y ahí está mi hermanita bromista —replicó cerrando mi puerta y subiendo también luego.

Mamá firmó la salida y luego de unos minutos estaban frente a la casa, pero no precisamente la que esperaba. Era la casa Argent.

—Pensé que íbamos a casa —comenté al bajar y sentir la brisa del exterior.

—Pues estamos en la casa de la familia —dijo mamá uniéndose a Alec y a mí—. Nos quedaremos aquí hasta que las cosas se calmen un poco.

Una vez entramos toda mi familia estaba allí. Chris y Kate estaban sentados cuando Allison corrió para abrazarme.

—¿¡Cómo estás!?

Sonreí correspondiendo a sus brazos.

—Bien, Allí. ¿Sabes? Para ser humana tienes fuerza, porque me estoy quedando sin aire.

Todos sonrieron mientras yo reí un poco y ella se alejó tímida.

—Lo siento.

Negué sonriéndole para hacerle saber que no debía preocuparse.

—¿Qué tal la incorporación de las garras y el cambio de ojos? —bromeó Kate dejando su silla.

—Bueno, tendremos que esperar a esta noche para saberlo en realidad —dije con algo de nervios en el fondo.

—Es algo irónico cómo trabaja la vida —mencionó la rubia acercándose a mí—. Somos cazadores y ahora una de ellas también es mujer lobo, pero serás la más increíble sobrina.

—Gracias, tía Kate —sonreí agradecida por sus palabras. Sabían que estarían allí para apoyarme.

—Todo esto es un gran cambio, tanto para ti como para la familia en sí —habló Chris—, pero ten la certeza de que cada uno de nosotros estará a tu lado.

Asentí observándolo directamente a sus ojos.

—Por ahora, ¿qué tal si Lia va a descansar y nosotros cocinamos algo para la cena? —habló mamá tomándome por los hombros y los demás asintieron— En la noche tendremos mucho trabajo contigo, cariño.

Sonreí levemente para dejar mis cosas y subir a la habitación que ocupaba cuando solía quedarme allí.

Mis nuevos sentidos eran asombrosamente sensibles a todo ahora mismo, cuando intentaba dormir los sonidos de los pájaros en el árbol fuera de casa, los autos en la calle e incluso mis propios latidos resonaban en mi cabeza.

—Ok, esto no va a funcionar —dije para sentarme e intentar pensar en lo que haría. Quería dormir.

Tras pensarlo unos segundos tomé el teléfono para hablar con la persona que atendería a la primera y me podría dar un consejo.

—¿Scott?

—Hola, Lia. ¿Cómo va todo? ¿Ya estás en tu casa? Allison dijo que se quedarían allí.

𝐀𝐌𝐄𝐋𝐈𝐀 𝐉𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora