𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑𝟖 (𝐓𝟐)

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CAPÍTULO 38
"REENCUENTRO ANCESTRAL"

🏹🐺🏹

Alec seguía sosteniendo los zapatos de su mejor amigo mientras el rubio lo observaba con confusión. Sabía que mi hermano estaba mal, así que tomé la palabra para empezar a enfrentar todo esto.

—Isaac... —sus ojos claros encontraron los míos— nada malo está sucediendo, ¿de acuerdo? —no podía alarmarlo, sería mucho peor— Sólo debemos llamar a los demás y encontraremos la manera de sacarte de esto, Lydia y Scott te ayudarán.

Me acerqué lentamente pero el chico empezaba a agitar su respiración.

—¿Qué está pasando, Amelia?

—Respira, ¿sí? Encontramos tus cosas... con sangre. Isaac... —su mirada hizo un nudo en mi garganta— tú eres a quien La Bestia está utilizando.

—Vamos a salvarte —aseguró la voz de Alec, saliendo de su impresión.

Isaac sólo nos veía sin poder hablar, su cuerpo empezó a temblar tras asimilar lo que habíamos dicho.

—Eso significa que yo... he asesinado a todas esas personas —su voz apenas salía.

—Nada de esto es tu culpa —se apresuró a asegurar Alec.

—Yo no quería lastimar a nadie, yo no quería ser como mi padre... y ahora soy peor.

—Isaac escúchanos, por favor —pedí acercándome pero entonces salió a correr a toda velocidad, preso del miedo.

—¡No!

Alec gritó preocupado por su mejor amigo.

—Iré por él, llama a los demás —terminé de hablar y perseguí por el pasillo a Isaac antes de que dejara la escuela. Era más rápida que mi hermano, así que él se encargaría de avisarle al grupo— ¡Isaac! ¡Isaac!

Mi voz en medio de gritos se perdió al atravesar la puerta principal de la escuela. La brisa fría chocó contra mis mejillas y el silencio fuera era casi que palpable.

Agudicé mi oído para tratar de rastrearlo, pero cuando tuve una pequeña sensación de su aroma, todo quedó en negro para mí.

🏹🐺🏹

—Puede ser que se ocupó con algo y pronto te responderá.

Cora trataba de darle una explicación a Malia sobre mi falta de comunicación, ya había pasado unas horas desde que habíamos hablado, y estaba preocupada.

—No, Cora... A siempre me responde, incluso con un mensaje de texto. Con todas las llamadas que llevo hubiera dicho algo.

La mano de Cora se deslizó por la espalda de su prima tratando de darle calma.

—Hola, chicas —Peter apareció tras bajar las escaleras, había terminado de arreglar su armario. Era un poco controlador con el orden— ¿Por qué esas caras?

—Amelia no responde a los llamados hace horas —explicó Cora.

El hombre frunció su ceño al escuchar a su sobrina.

—¿Cuándo hablaron por última vez?

—Antes de salir de la escuela —respondió Malia.

—Intenta con Alec —propuso Cora.

—Ya lo hice —explicó la castaña cada vez más nerviosa.

—Bien, hora de llamar a los demás —dijo Peter sacando su teléfono, pero entonces el de Malia resonó en la habitación.

𝐀𝐌𝐄𝐋𝐈𝐀 𝐉𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora