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Este pueblo era demasiado pobre. Dal tenía razón, había demasiados ancianos abandonados por sus familias y a penas había electricidad para que pudieran calentarse en las noches.

Salgo del cuarto de baño mientras pasaba una toalla por mi pelo. Era complicado trabajar desde tan temprano hasta tan tarde en la noche; y además siendo de las pocas personas que hacía algo.

Tuve la esperanza de que las personas que faltaban por llegar fueran amables y ayudaran pero tan solo varios de ellos se esforzaban un mínimo. Además, parecían conocer a Chul y había una rivalidad extraña.

— Ese bastardo... —lanzo la toalla a la mesa de la habitación.

Odiaba a Chul. Me perseguía a todas partes, era un acosador pero él se excusaba diciendo que era coincidencia o simplemente que me cuidaba para que no trabajara en exceso. ¿Se pensaba que iba a conseguir algo con esas palabras? Cada día le odiaba más.

Cierro mis ojos después de un día largo. Mañana tendríamos que ir al pueblo a ayudar a las personas que vivían ahí y me costaba demasiado madrugar en verano.

Mis ojos se vuelve a abrir al escuchar unas risas escandalosas. Me incorporo dejándolas de escuchar. Estaba segura de que había oído unas voces. Vuelvo a tumbarme pero de nuevo vuelvo a escuchar risas.

Esta vez me levanto completamente. Comienzo a caminar hacia la sala que Dal y yo compartíamos de una de las cabañas y abro la puerta de la salida. Las luces que colgaban alumbraban lo suficiente para que pudiera ver a un grupo junto a una de las cabañas.

Me acerco intentando visualizar quienes eran. Mis ojos chocan con los siete chicos que llegaron hace dos días. Algunos de ellos tenían botellines de soju en sus manos y otros cigarrillos. Tenían que estar gastándome una broma, ni siquiera intentaban esconderse.

— Eh, ¿Qué hacéis aquí? —uno de ellos comienza a toser— Está prohibido el alcohol... —miro al chico de pelo negro y brazo tatuado sentado sobre una roca— Y los cigarrillos.

— ¿Vas a decírselo a la directora? —miro a uno de los chicos que sostenía una botella.

— ¿Por quién me tomas? —me acerco a ellos— Somos pocos trabajando como para que os echen... sería imposible hacerlo todo.

— ¿Entonces puedo beber sin que vayas a decir nada?

— Hazlo mejor en tu cabaña, no me apetece escucharte.

— Me caes bien —le doy una sonrisa irónica— ¿Te llamas ________? —asiento— Yo soy Yoongi.

— Me da igual —le arrebato el alcohol— Dejad de hacer ruido, os van a pillar.

— Os he dicho que no era buena idea —habla otro de ellos, él no bebía ni fumaba— Me voy a dormir.

— Tú hiciste un buen trabajo —me da una sonrisa— El resto deberíais mejorar, y tú... —miro al mismo de antes sobre la roca— ¿Viviste bajo tierra todo este tiempo? Parecía que no sabías ni que era un cuchillo.

Frunzo mis cejas cuando me da una sonrisa vacilona. Era atractivo, demasiado, pero había demostrado ser un idiota.

— ________ —todos miramos a mi espalda— ¿Va todo bien? Escuché que saliste de tu habitación y... —Dal mira mi mano— ¿Es esa botella de Soju tuya?

— No —cruzo mis brazos girándome hacia ellos de nuevo— Deshaceos de todo esto antes de que la directora se despierte.

— No tienes que preocuparte por nosotros... —el mismo chico que fumaba se levanta haciéndome más pequeña frente a él— Parece que no sabes aún a quienes tienes delante.

Amor de Verano +18 ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora