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Abro la puerta de la cabaña cuando alguien vuelve a pegar. Mis ojos chocan con uno de los amigos de Chul. Me da una sonrisa mientras me tendía unas flores.

— Las envía Chul —las agarro— Hoy nos tocó entretener a los niños en la zona del prado y agarramos flores con ellos.

— ¿Por qué no me las ha dado él? —rasca su cabeza.

— Está un poco... enfermo, no se encontraba bien —abro mi boca— Le diré que ya las entregué, buenas noches.

— ¡A-Adiós!

Él se marcha. Sonrío mientras cerraba la puerta. Habían pasado cuatro días desde que Chul se acercó más a mí. Tal vez ahora le veía de otra manera. Habíamos estado juntos en una de las tareas y hacía muchas bromas, era simpático con las personas y muy trabajador. También me había dado varios regalos.

Me adentro a mi habitación dejando las flores sobre la mesa y me acerco a mi maleta para abrirla y sacar todas las medicinas que preparé. No sabía que le pasaba exactamente pero podría llevarle varias para el resfriado y distintos dolores.

Camino hacia la salida sintiéndome bien. Me gustaba este tipo de atención, la última vez que alguien me mostró una señal de que le gustaba estaba comenzando la carrera de diseño.

Me detengo al escuchar unas voces por la parte trasera de la cabaña de Chul.

— ¿Aún no lo has conseguido? Eres un perdedor —dice una voz masculina— Se te está resistiendo.

— Es de esas mujeres que prefieren que me ablanden el corazón antes de lanzarse a la cama —me paralizo escuchando la voz de Chul— Lo conseguiré, no os preocupéis.

— ¿Y qué harás después?

— Le diré que no quiero una relación a distancia, ella es de Busan, yo de Seúl, no somos compatibles —todos ríen.

— Eres un idiota... pero cuidado de que no descubra tus intenciones, se irá todo a la mierda.

— Tranquilo, es ingenua, no lo descubrirá —aprieto el agarre en los medicamentos— Pero me preocupa Jungkook.

— ¿Temes que te la quite? No sería la primera vez que una mujer se va con él y te deja de lado —se burlan.

— Ese imbécil también se ha fijado en ella, aunque lo niegue, todos nos hemos fijado en que la mira mucho —frunzo mis cejas.

— Incluso nos engañó a todos con los papeles para trabajar con ella —me giro. No quería seguir escuchándolos— Está claro que también...

Comienzo a caminar por el camino al muelle. ¿Como podía haber caído cuando incluso Dal me avisó? Mierda, me sentía asqueada y disgustada conmigo misma.

Lo que habían dicho de Jungkook tenía que ser mentira, al igual que todo esto. Estaba claro que siempre me daba miradas frías y me ignoraba cuando estábamos en el mismo lugar. Hacía más de una semana que no habíamos cruzado ni una palabra, y le había visto hablar con otras de las mujeres que estaban aquí.

Eso era aún más imposible que toda esta mierda.

Llego al muelle y camino por la madera acercándome al agua. Mis ojos captan la luz de la luna dar de lleno con el agua y ropa sobre la madera a mis pies. La miro con confusión, ¿Alguien se había dejado aquí una camiseta y una bolsa con una toalla?

Tomo asiento alejándome de esas pertenencias de algún desconocido. No iba a llorar por algo como esto pero de nuevo me sentía pésima por algo así. Aún recordaba mi primera decepción amorosa en la secundaria. Las apuestas entre niños podían ser muy crueles, pero de adultos te destrozaban.

Amor de Verano +18 ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora