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Era cierto que no solía dormir de una forma incómoda, pero en este momento parecía un burrito muy apretado.

Me muevo emitiendo un quejido, no podía moverme, me faltaba el aire. Abro mis ojos lentamente visualizando una ventana en mi frente. Frunzo mis cejas, frente a mi ventana no había un árbol y tampoco había tanto espacio.

Bajo mi mirada lentamente hacia el agarre que había en mi cuerpo sobre la sábana. Me quedo muy quieta viendo aquel brazo fuerte repleto de tatuajes, solo podía pertenecer a una persona. Llevo mi mano lentamente a mi boca conteniendo un grito de terror. Al elevar la sábana veo que estaba vestida.

¿No había pasado nada? No era capaz de recordar absolutamente nada de la noche, mi memoria se detenía en la cena y el alcohol.

Tenía que salir de aquí, podía notar que él aún dormía.

Llevo mi mano lentamente hacia la suya y la agarro lentamente liberándome. Me muevo un poco hacia el exterior de la cama pero él me sobresalta bajando su brazo con fuerza y tirando de mí hasta que mi espalda choca con él. Iba a empezar a temblar, tenía miedo.

— ¿Qué intentabas hacer? —me tenso al escuchar ese susurro en mi cuello, cerca de mi oído.

— Y-Yo... —intento moverme, pero me apretaba con fuerza— N-No se que h-hago aquí...

¿Estaba sonriendo en mi cuello? Imposible, esta persona no sonreía.

— Eso no pasaría sino hubieras bebido hasta colapsar —frunzo mis cejas. Se mueve sobre el colchón dejando sus brazos a ambos lados de mi cuerpo. ¿Qué mierda era esta posición?— ¿Qué hubiera pasado si yo no te hubiera ayudado? Deberías agradecerme —le doy una mirada molesta.

Mierda, se veía tan bien así. Desvío la mirada hacia otra parte llevando mis manos a mi rostro para que no viera que estaba rojo. Aún tenía esa duda imposible.

— T-Tú... —me miraba fijamente, pero yo no podía hacerlo— Nosotros... n-no hicimos nada, ¿cierto? —niega varias veces. Suspiro aliviada— Menos mal...

— Aunque me besaste —me paralizo— Y no fue algo superficial.

— ¿¡Yo!? —asiente— ¡Mentira, yo nunca haría eso, ni aunque estuviera al borde del coma etílico! —lo aparto— ¡Quita!

— ¿Entonces te retractas de todo lo que dijiste? —me levanto.

— ¡No me acuerdo de nada! —se levanta, me tenso cuando camina hacia mí— ¡O-Olvídalo todo, adiós!

Abro la puerta de la habitación llegando a una sala enorme. ¿Esto era una cabaña? Parecía una casa, y solo había una habitación, mientras que yo compartía la cabaña con Dal. Ignoro esos lujos para ir hacia la puerta y abrirla. Salgo corriendo bajando torpemente los escalones.

Miro con confusión como en algunas cabañas había personas durmiendo en las escaleras. ¿Tanto bebimos anoche? Sigo corriendo hasta mi cabaña.

— ¡Dal! —abro la puerta. El reloj marcaba que faltaban treinta minutos para el desayuno— ¡Dal, no te vas a creer esto! —abro la puerta de su habitación— ¿Dal?

La cama estaba deshecha y su pijama sobre el colchón. No había ni rastro de ella. Salgo de nuevo hacia la sala para ir al exterior. ¿Donde había ido tan temprano? Ella nunca salía antes del desayuno. Bajo las pequeñas escaleras y comienzo a caminar hacia el maldito muelle.

— ¡Dal! —elevo la voz. Era capaz de oír los gritos de los niños ya para ir a desayunar— ¡Dal! —me detengo al verla sentada en la madera del muelle.

Camino hacia ella. Sus zapatos estaban en su espalda y sus pies estaban sumergidos en el agua. No me gustaba este lugar, me traía recuerdos extraños. Me detengo junto a ella, pero cuando no eleva su rostro a mirarme tomo asiento sin estirar mis piernas al agua. El río traía una suave brisa mañanera.

Amor de Verano +18 ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora