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NARRA JUNGKOOK.
— Está claro que le ocurre algo —la miro mientras hacía tareas con Dal— No le ha gritado a nadie en lo que llevamos de día, y ha tenido que hacer una tarea dos veces por haberla hecho mal.

— No se que le pasa —suspiro— Cuando le pregunto dice que está bien... ni siquiera probó el helado de anoche, y le encanta.

— Está claro que es por Jia —Jin deja una caja junto a nosotros.

— Tengo tantas ganas de matarla —golpeo la mesa con frustración.

— Pues hoy es tu día de suerte —miro a Minjoon— Porque tenemos que decidir su castigo.

— ¿No puedes simplemente expulsarla? —niega— Mierda...

— Es intocable, como la mayoría de los que estáis aquí.

— ¿Y qué se puede hacer para torturarla? —pregunta Jin apoyándose en la mesa.

Todos giramos nuestro rostro hacia ella cuando la escuchamos. Su voz era tan insoportable que no podía escucharla sin sentir náuseas.

— ¡Esto es un asco! —lanza al suelo una rama— ¡Me he manchado la mano! —se asusta por un pájaro que pasa cerca de ella.

— Creo que ya se que podemos hacer —Minjoon sonríe— ¡Jia, al despacho! —todos nos miran.

Le doy una mirada a _________. Me da una mirada triste antes de volver a su tarea. No sabía que le pasaba, tal vez solo quería que castigáramos a Jia, me encargaría de que fuera el peor de todos.

Nos adentramos al despacho. Jia se queda en pie frente a nosotros. Me mira con preocupación.

Conocía a Jia desde hacía unos escasos años. La primera vez que la vi fue en un evento, y se acercó a mí de la forma menos casual. Fingió tropezarse para que la agarrara, pero la dejé caer frente toda aquella gente. Siempre intentaba llamar la atención, y lo odiaba mucho.

Me sentía enfadado por todo lo que dijo ayer. ¿Qué derecho tenía para decir que __________ no podía estar conmigo? Era completamente al contrario, yo tenía la suerte de que alguien como ella se fijara en mí; y no me importaba su dinero ni su profesión. Yo tenía suficiente dinero como para comprarle el país entero si me lo pedía, no teníamos que preocuparnos por eso.

— Ya hemos decidido tu castigo, Jia —le da una mirada fría a Minjoon— No se si sabías que uno de los vecinos del pueblo tiene un establo con múltiples caballos —le miro— Te encargarás de limpiar las cuadras y de alimentarlos, el dueño ya es mayor.

— ¿Q-Qué? —muestra pánico— Yo no puedo hacer eso. Los caballos son muy sucios y me dan miedo.

— Piénsatelo mejor la próxima vez antes de inculpar a una compañera y de crear un conflicto por segunda vez.

— ¡P-Pero...!

— Jia —me mira— Creo que estoy siendo muy paciente contigo —agacha su cabeza— Ahora mismo puedes descansar pero me encantará mantener una conversación con tu padre cuando acabe el verano.

— ¡N-no, con mi padre no! —une sus manos en una súplica— Lo haré, cuidaré de los caballos.

— No solo quiero que cumplas tu castigo —vuelve a mirarme, sus ojos estaban conteniendo lágrimas— Vas a dejar en paz a mi novia —me da una mirada triste— Y le pedirás disculpas —abre su boca— O quizás prefieres la opción de tu padre.

— E-Está bien... —sus manos se vuelven puños.

Se gira para salir del despacho con furia. Minjoon sonríe satisfecho. Ese castigo iba a ser una tortura para ella, siempre odiaba ensuciarse y trabajar con caballos le aseguraba eso.

Amor de Verano +18 ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora