》Cuándo Joaquín fué a visitar a su amiga al local de tatuajes, jamás pensó encontrarse con un chico cubierto de tatuajes y un secreto en la mirada. Él jamás había sido del tipo al que le atraían esas cosas, pero si quería recuperar la amistad de la...
Decir que estaba feliz era poco. No sabía muy bien porqué, pero algo le decía que de verdad podría tener una buena oportunidad en Inked, después de todo estaría con Azul y Roy todos los días y cómo bonus podría babear sobre Emilio... Sip, el trabajo soñado.
Entré a mi casa esa misma tarde y ví a mis padres en la sala, mi mamá en un extremo del horrible sillón color rosa tejiendo tranquilamente algo que parecía un gorro y mi papá sentado a su lado en su silla favorita para ver el béisbol, se veían tan tranquilos y a gustos con ellos mismos que hasta yo sentí cómo el calor familiar me envolvía. Me senté junto a mamá y ella me dió una sonrisa radiante preguntándome cómo fué mi día porque no me habían visto en todo el día.
— De hecho, tengo un trabajo — dije en un tono de voz plano tratando de quitarle importancia, mi mamá inmediatamente dejó de tejer y mi papá quitó su vista de la televisión dándome toda su atención, bien, me sentía incómodo.
— ¿Enserio? No sabía que estabas buscando trabajo — mi madre me dió un mirada extraña y sonrió, ella no estaba de acuerdo, pero tampoco le desagradaba la idea — ¿Dónde es?
— Con Azul Guaita ¿La recuerdas? — dije tratando de quitarle importancia — ¿Cómo van los Sox?
— Ganando — masculló su padre en su tono seco usual —¿Dónde trabaja Azul?
— Frente a la cafetería de Susana — mi mamá frunció el ceño concentrándose 1 minuto y luego abrió los ojos cayendo en cuenta de lo que estaba hablando.
— Frente a la cafetería de Susana sólo hay un local de tatuajes y una tienda de ropa punk — ella me frunció el ceño regañándome antes de que dijera dónde estaba trabajando, no pude resistirme a rodar los ojos y suspirar dramáticamente.
— En la tienda de tatuajes cómo recepcionista, mamá - me levanté rápidamente del sofá y caminé hacía mi habitación —¡Empiezo mañana y no hay manera de que me obligues a dejarlo!
Sólo pude oír el bufido indignado de mi madre y la corta risa de mi padre.
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— Bienvenido, novato — fué lo primero que escuché al día siguiente cuándo pasé por las puertas de Inked a las 10 de la mañana, Jorge sonreía, algo que se veía muy extraño junto a su cuerpo completamente cubierto de tinta y su cara siempre seria.
— Hola jefe — le sonreí de vuelta y me acerqué al escritorio, el resto de la mañana pasó mientras Jorge me enseñaba cómo debía organizar todo, me sorprendí al encontrar el desastre que Samantha había dejado y que ninguno de los dos le encontraba pies ni cabeza a sus anotaciones, los números no eran iguales y hasta los horarios de los tatuadores estaban confusos — ¿Qué hacía esa chica todo el día?
— Coquetear con todo lo que tuviera un pene — levanté la vista y me encontré con Roy que me sonreía abiertamente, reí un poco porque ni siquiera me había dado cuenta de que había llegado.
