9. Sebastián

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Sebastián está en multimedia.






Había un sólo pensamiento que me carcomia la cabeza más tarde ese mismo día: ¿Quién demonios era la mujer del dibujo? No era cómo para que me obsesionara con eso, era sólo un dibujo después de todo.

¿Pero y si era ella? ¿La posible novia de Emilio que no sabía si de verdad existía? Dios tenía que dejar de torturarme con ésto.

Más tarde ese día un nuevo cliente llegó. Levanté mi vista y sentí cómo mis mejillas se calentaban ¡Mierda! ¿Porqué todos los hombres que venían por aquí eran así de atractivos. Era un hombre alto, tal vez la misma altura de Emilio y Jorge, tenía el cabello negro medio largo y peinado hacía los lados, también estaba cubierto de tatuajes y sus ojos negros me miraban con diversión.

— ¿P-puedo ayudarte? — pregunté y me maldije por titubear. Conserva la dignidad idiota.

— Si muñeco, tengo una cita con Emilio — él me dió una sonrisa traviesa y se inclinó sobre el escritorio tomando su barbilla entre sus dedos. Mierda él era muy atractivo y estaba coqueteando conmigo.

— Oh... Emilio, sip — él sonrió mostrando una hilera de perfectos dientes blancos y creo que sentí cómo se me ponían las mejillas rosas - él te está esperando...

— Sebastián — mis mejillas antes de color rosa pasaron a ser un fuerte rojo cuándo escuché la ronca voz de Emilio y luego sus pesados pasos acercándose a toda velocidad —Vamos.

— ¿Porqué? Estoy hablando con éste precioso joven que aún no me ha dicho su nombre — me guiñó un ojo y no pude evitar reír un poco, lo cuál provocó que Emilio lo tomara por el cuello de la camisa y lo arrastrara cómo un niño pequeño mientras Sebastián se reía, cómo si fuera algo habitual.

— Es un picaflor, tanto en hombres cómo mujeres, ni lo pienses — me dí la vuelta y ví a Azul mirándome con diversión.

— No estaba pensando nada — dije en un mal intento de defenderme.

— ¿Hola? Tus mejillas siguen rojas, querido — llevé mis manos a mis mejillas y desvíe la vista hacía el área de trabajo de Emilio y lo ví preparando su equipo cómo era usual cuándo ví que Sebastián se quitaba la camisa revelando un cuerpo bien trabajado y lleno de tinta, tragué en seco y aparté la vista rápidamente.

— Sólo creo que es guapo - me mordí el labio sintiéndome culpable y miré mis zapatos con demasiada atención.

— Las últimas tres recepcionistas también lo creían — la miré y noté que se estaba limando las uñas — tal vez por eso no duran mucho, Sebastián las vuelve locas y locos.

— Bueno, gracias por el aviso Blue — rodé los ojos y me senté en mi escritorio, escuché su risa y luego ella se había ido porque llegó su próximo cliente. Yo saqué una revista y comencé a ojearla con aburrimiento.



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Inked Love // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora