Inked Love // Adaptación Emiliaco

34. Taxi

Mi casa no quedaba demasiado lejos del parque, pero sabía que Emi no estaría tranquilo a menos que me fuera de una forma segura, así que tomé el primer taxi que ví sin fijarme mucho en el tipo que conducía. Le lancé un par de dólares y le dije la dirección mientras sacaba mi celular y veía el montón de imágenes ridículas que Roy había enviado a nuestro grupo de whatsapp. Dios, que idiota.

“Estoy llegando a casa”

Envíe el mensaje y miré por la ventana distraídamente, volví a mi celular porque pensé que era más interesante que el mismo vecindario que había visto durante casi toda mi vida, noté que el taxista se detenía y rápidamente mi cabeza dió vueltas por todas partes tratando de reconocer la zona.

No sabía dónde demonios estaba.

El pánico se amontonó en mi estómago, las palmas de mis manos comenzaron a sudar y sentí mi corazón correr tan fuerte y tan rápido que creí que iba a desmayarme. Rápidamente traté de abrir la puerta, pero los seguros bajaron casi al instante y era de esos que se escondían para que no pudieras abrirlos con los dedos. Maldije y miré al conductor, memoricé lo que pude ver: pequeño, gordo, caucásico, probablemente mediados de los 40 y sin cabello.

El hombre no me miró, en su lugar bajó del auto con las llaves en la mano, me lancé a la puerta opuesta, pero era inútil, me moví al asiento del piloto y toqué todos los botones con desesperación, pero no funcionaba nada, la palanca de cambios tenía una especie de candado que no me dejaba moverla.

Estaba atrapada.

De pronto se acercó otra figura al conductor, un hombre más joven, su cara estaba cubierta con una capucha y era considerablemente delgado. “Delgado” le ofreció un maletín al “Gordito” y éste le dió las llaves del taxi y se fué por un callejón sin mirar atrás, ahora “Delgado” se acercaba y eso me ponía los pelos de punta. Tomé una respiración profunda y me acomodé en el asiento del piloto, traté fuertemente de calmarme y esperé a que el hombre pasara el seguro desde el control remoto, él esperó cómo si supiera que iba a escaparme, pero me quedé quieto, finalmente abrió la puerta y gruñó molesto de una forma en que casi no entendí lo que dijo.

— Sal de ahí — su voz era baja y amenazante, cada célula de mi cuerpo se reveló cuándo me quedé quieto, pero esperé y cómo supuse él perdió la paciencia y trató de alcanzar mi brazo para llevarme al asiento trasero, entonces me moví y lancé una patada a su estómago con todas mis fuerzas, él se dobló buscando aire y aproveché a salir del auto y correr aunque no dí ni dos pasos cuándo un dolor intenso me obligó a detenerme, tardé un poco en darme cuenta de que estaba jalando mi cabello con fuerza, luego me dió una patada en la pierna que me hizo perder el equilibrio.

— ¡No! ¡Suéltame! — comencé a mover mis piernas con fuerza tratando de liberarme de su agarre, el miedo apoderándose de todo mi cuerpo sólo me impulsaba a seguir luchando — ¡Ayuda! ¡Ayúdenme!

— ¡Callate! — él golpeó mi cabeza contra el pavimento y por un par de segundos ví puntos negros bailando frente a mí, luego sentí su peso detrás de mí inmovilizándome, el golpe dejando mi cerebro cómo papilla, pero comencé a moverme otra vez cuándo su mano cubrió mi boca para que no siguiera gritando — Quedate quieto, pequeña zorra.

Me paralicé al oír esa voz, todo mi cuerpo se volvió automáticamente de piedra y mi cerebro volvió a ese fatídico día.

“Lo has estado deseando, pequeña zorra ¿Porqué me sonreirías de esa forma si no? Lo quieres y lo sabes”

No. No podía estar pasando. Él estaba a miles de kilómetros de la CDMX. Jamás debía encontrarlo.

— Me recuerdas ¿verdad? Porque yo sí y si mal no recuerdo estábamos en ésta posición cuándo te ví por última vez — la sensación de opresión volvió a mí dejándome con problemas para llevar aire a mis pulmones, sólo podía oler la sangre aunque en alguna parte de mi cerebro sabía que no había sangre y que no estábamos en Los Ángeles, pero Mauricio “El cuervo de California” estaba de nuevo sobre mí haciendo que todo viniera a mí de nuevo. Él me dió la vuelta y sentí cómo todo en mí se contraía de dolor sólo viendo su cara, estaba más delgado que la última vez y más pálido, pero ahí estaba el cabello negro grasiento, los ojos azules rasgados, la nariz pequeña y la pequeña cicatriz en su mejilla izquierda.

Comencé a gritar de terror, pero su mano impactó rápidamente con mi mejilla, yo no pude hacer otra cosa que girar mi cabeza y liberar lo que había en mi estómago, él estaba lo suficientemente asqueado cómo para apartarse un poco y dejarme vomitar en paz. Mi cuerpo estaba sufriendo un especie de shock ó algo así, sentía escalofríos y estaba sudando, no tenía la suficiente fuerza cómo para golpearlo y huir así que sólo me quedé ahí vomitando en el suelo y sintiéndome tan mal cómo me veía. Él iba a hacerme daño.

— Eso es asqueroso, antes eras más atractivo — dijo él observándome, no lo estaba viendo, pero podía sentir esos ojos azules sin alma quemando a través de mi ropa. —Aunque aún puedo hacer algo con tu cuerpo. Vendrás conmigo.

— No... — murmuré levemente, entonces estaba siendo arrastrado lejos del vómito hacía el taxi. Gemí cuándo mi cabeza volvió a golpear el pavimento, entonces comencé a patear otra vez haciendo que soltara su agarre de mis pies, me dí la vuelta y traté de levantarme, pero de nuevo él me lo impidió, trató de tomar mis manos cuándo comencé a lanzar golpes a lo loco, pero le mordí el brazo y en vez de gritar, sólo soltó una risa psicótica — ¡Dejame ir!

— Claro que no muñeco, tú y yo tenemos cuentas que saldar — se rió una vez más y volvió a jalar mis pies hasta el taxi, una vez estuve lo suficientemente cerca jaló mi cabello e hizo que me levantara con dificultad, luego me empujó al asiento trasero y sacó un rollo de cinta adhesiva de su sudadera, tragué saliva e intenté detener lo inevitable.

Buenas aquí les dejo varios de los capítulos finales......

Espero les gusten......

Adaptación de la fic de EllaRomance.

Nos vemos AlbertXioW.