7. Pintura

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— Hola — levanté la vista para encontrarme con Emilio, hoy llevaba su atuendo usual de pantalones de mezclilla deslavados, botas, una camisa negra y una chaqueta de cuero. Demonios sí, eso definitivamente elevaba su atractivo en un 200%

Aunque debo admitir que yo estaba demasiado distraído cómo para babear sobre él, sonrojarme ó incluso tartamudear. Me sentía patético.

— Hey, aquí está tu horario — busqué entre los papeles de mi escritorio hasta que dí con el que tenía una tira rosa pegada a él y se lo dí sin mirarlo.

— ¿Qué es ésto? — levanté la vista y esos ojos color café estaban mirando la cinta rosa cómo si fuera radioactiva, eso casi me hizo reír.

— Lo siento — le quité la cinta pegada con cinta adhesiva y la pegué a mi escritorio — Les pegué unas cintas a los horarios para no perderlos.

— ¿Y la mía tenía que ser la rosa? — me encogí de hombros en señal de disculpa y de nuevo casi me hizo reír porque su expresión de asco al color rosa era demasiado cómica, aparté la vista porque si lo miraba fijamente él vería mis ojos llorosos y lo que más odiaba en el mundo era que me vieran llorar.

— Era la única que me quedaba — sujeté los papeles con los horarios de Diego y Jorge para que viera las cintas azul y amarilla, eso no hizo más que profundizar su ceño y divertirme aún más.

— ¿Estás bien? — sacudí mi cabeza e intenté parecer ocupado revolviendo unos papeles, no funcionó porque aún sentía su mirada en mí — ¿Joaquín? — cerré los ojos saboreando un momento cómo mi nombre se escuchaba con su voz gruesa, en ese momento de verdad quise decirle hasta la última palabra de mi dolor.

— Estoy bien, sólo una mala noche — alcé mi mirada y cómo siempre me perdí en sus bonitos ojos que si fueran un poco más claros serían casi amarillos, nadie tenía ese color tan hermoso. Pero también me fijé en sus gruesas pestañas y el ligero color oscuro debajo de sus ojos, también noté que su cabello estaba más despeinado de lo usual y él parecía tenso — ¿Qué hay de tí?

— Una de esas también... No deberías estar aquí si estás cansado — él frunció el ceño y ahora parecía enojado y a punto de ordenarme volver a casa, debo admitir que eso lo hacía verse más atractivo.

— Estoy bien, de verdad — le dí una sonrisa para tranquilizarlo y pareció funcionar porque su cuerpo se aflojó un poco — Si me quedo en casa enloqueceré.

— Bien, sólo procura no exigirte demasiado — asentí suavemente y lo ví alejarse a su área de trabajo, él era sinceramente el hombre más impresionante que había visto. Nunca me había atraído alguien cómo él y eso me asustaba un poco, pero mientras él no mostrara interés podía mantener mi pánico a raya.




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Inked Love // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora