26. Verdad

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— Hola — dije ese día más tarde al llegar a casa, mis padres estaban en la cocina con una taza de té cada uno, ambos se quedaron callados cuándo me vieron, creo que interrumpí su conversación, pero en vez de disculparme fuí por un paquete de galletas y me senté entre ellos —¿Qué pasa?

— Pues tu hermano no tendrá un juicio cómo quería el padre del niño mimado — dijo mi padre con desdén — pero tendrá una audiencia y será multado, además de verse obligado a asistir regularmente a un psicólogo.

— Vaya — murmuré algo confuso, miré a mi madre que estaba más callada de lo habitual y pensé en decirle algo que los animara un poco — ¿Oigan? Adivinen qué recibí ésta mañana.

— ¿Qué, querido? — dijo mi madre suavemente mientras tomaba una galleta y empezaba a mordisquearla cómo un ratón.

— Me aceptaron en la academia, me llegó un correo con todos los requisitos y las clases comienzan en 2 semanas —mi madre exclamó con los ojos brillantes y procedió a besar mi cara.

— ¡Eso es maravilloso, querido! Hay que celebrar, estoy tan feliz — miré a mi padre aún entre los brazos de mi madre y ví su sonrisa satisfecha.

— Estoy muy orgulloso de tí, campeón — fué cómo si algo se hubiera activado dentro de mí, mi cara se arrugó y las lágrimas comenzaron a salir sin control igual que los sollozos desgarradores, mi madre se apartó y trató de ver que me ocurría, pero yo sólo negué y la abracé más fuerte. Todo el miedo, el dolor, el pánico y la frustración dentro de mí salieron a la superficie justo cuándo más seguro me sentía, y lo dije. Dije todo sin medir mis palabras mientras mis padres escuchaban con lágrimas en los ojos.

Dios, me sentía tan sucio y tan horrible y después cuándo ellos lloraron conmigo y me abrazaron no pude hacer más que vaciar todo mi ser. Jamás había visto a mi padre llorando y verlo en ese estado hizo que me quebrara un poco más, los amaba muchísimo y en ese momento los amé más que nunca.

— ¿Porqué no nos dijiste, cielo? — preguntó mi madre con la cara roja mientras limpiaba sus mejillas.

— Tenía tanto m-miedo de que n-no me quisieran, q-que me rechazaran y me alejaran...

— Jamás haríamos eso, eres nuestro niño y me duele tanto que un maldito hijo de puta haya hecho eso ¿Quién es? ¿Sabes su nombre? Necesitamos denunciarlo, Joaquín —miré con pánico a mi padre que despotricaba encolerizado y lloré un poco más.

— N-no puedo

— ¿Qué? ¿Porqué? — preguntaron al mismo tiempo.

— No lo entienden... Es un hombre peligroso, me amenazó con un arma y cuándo intenté decirle a alguien me topé con un tipo que trabajaba para él, dijo que no sabía dónde me estaba metiendo y que si quería seguir con vida que me quedara callado, así que tomé todas mis cosas y volví lo más rápido que pude. Lo siento mucho mamá, lo siento.

— No es tu culpa, mi niño — ella me abrazó nuevamente y ví el rostro de mi padre entre el enojo y la tristeza, las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas hasta que se levantó y fué directamente al armario de bebidas, sacó uno de sus whiskys más fuertes y se sirvió medio vaso seco que se bebió de un sorbo.

— ¿Papá? — pregunté mortificado por su silencio, él se acercó y acarició mi cabello con cariño.

— Eres una de las cosas más hermosas en mi vida. Mi niñito, tan pequeño... Aún recuerdo la primera vez que te cargué ¿sabes? Me viste con esos ojos mieles tan bonitos y me sonreiste, y te amé desde entonces con cada pedazo de mi corazón — sentí cómo las lágrimas volvían y me levanté para abrazarlo — Ésto me duele más de lo que crees, pero no cambiará el hecho de que te amo. Sin embargo quiero saber el nombre de ese mal nacido.

— Papá, por favor...

— No está a discusión, Joaquín — lo miré y ví la determinación en sus ojos, cosa que no me gustó.

— Su nombre es Mauricio y sólo sé que lo llaman "El cuervo" por favor papá, no quiero que te metas en problemas, ya es suficiente con Germán — él puso una mano en mi hombro y se acercó a besar mi frente con cariño.

— Está bien, vé a dormir cielo, ha sido una noche dura para todos — los miré una vez más y asentí sintiéndome cómo un niño pequeño.

— Gracias, los amo tanto.

— Y nosotros a tí — dijo mi madre, me dió unos últimos besos y luego salí de la cocina y subí las escaleras a mi habitación, me tumbé en mi cama sin importarme mi ropa y lloré hasta quedarme dormido.






— Y nosotros a tí — dijo mi madre, me dió unos últimos besos y luego salí de la cocina y subí las escaleras a mi habitación, me tumbé en mi cama sin importarme mi ropa y lloré hasta quedarme dormido

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Seguimos.................








Adaptación de la fic de EllaRomance.








Se vienen capítulos intensos......










Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.


Inked Love // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora