La CDMX era mortalmente aburrida en comparación a Los Ángeles, pero yo jamás admitiría eso en voz alta ya que eso le daría demasiado crédito a Los Ángeles, la ciudad de las oportunidades y blah blah blah...
Oportunidades para todos menos para mí ¡Bravo!
Cuándo tenía 18 años tenía la estúpida idea en la cabeza de que podría convertirme en un actor profesional, ya que las alabanzas de mi grupo de actuación y un tipo que escribió el guión para una película de mierda que nunca se publicó se me subieron a la cabeza. Yo creía que era el mejor sin comparación, así que me fugué a Los Ángeles en busca de un sueño que mis padres no apoyaron... Que iluso e idiota fuí.
Nunca había vivido en el mundo real por mi propia cuenta, siempre tuve a mis padres y a mi hermano para cualquier cosa que necesitara, pero estando sólo en una ciudad que no conocía sin más dinero que mis ahorros de 1 mes y nada más, bueno, quise volver llorando a casa.
La cosa es que me las arreglé para estar 1 año fuera y lo mejor que pude lograr fué salir en una página de compras online usando un onesize, una idiotez, pero me compré cómo 2 de esos. Cuándo finalmente abrí los ojos y decidí que si me quedaba ahí sólo sería un camarero con un sueño frustrado por el resto de mi vida, volví a casa. A mi madre casi le dió un infarto al ver que mi cabello normalmente castaño estaba prácticamente rubio y tenía un aro en la nariz, a mi papá no le importó mucho.
Así que aquí estaba yo, Joaquín Bondoni Gress, un chico fracasado, sin estudios, ni dinero y mucho tiempo libre.
Mi mamá me convenció de llenar algunas solicitudes de universidades a las que no quería ir y luego me gritó que saliera de ese hueco de auto compasión en el que me estaba metiendo, aún era joven y tenía toda una vida por delante, sus palabras, no las mías. Pero 1 semana después ó algo así llevé a nuestro perro Zeus a dar un paseo aunque más bien papá me obligó a sacar el perro para que saliera finalmente de la casa.
Me puse una camisa blanca cualquiera y unos jeans desgastados con mis usuales convers, tomé la correa de Zeus y después de un silbido mi enorme amigo peludo de piel marrón y negra corrió hacía mí tirándome en el suelo. Zeus era un pastor alemán adulto y lo había tenido desde que tengo memoria.
- Vamos por un paseo, amigo - el perro se quedó quieto mientras enganchaba las correas de su pechera que parecía que estaban a punto de romperse y luego prácticamente me sacó de la casa corriendo. Cruzamos por un par de calles hasta dar con la avenida principal y luego caminamos unos minutos más hasta llegar al parque más cercano, todo estaba bastante tranquilo, nada más que un par de ancianos haciendo ejercicio, unos niños jugando y otras personas llevando a sus perros por un paseo.
Me senté en un banco cercano y me puse a pensar en mi vida, ó en lo que se había convertido éstas 2 últimas semanas. No tenía ganas de nada, era cómo si un torbellino de desesperación se hubiese instalado en mi pecho barriendo todos mis sueños y dejando un enorme agujero negro de nada, porque en eso se resumía todo. En nada. Tal vez estaba pasando por un episodio de depresión y eso tal vez podría explicar porqué me sentía tan vacío y molesto conmigo mismo. Auto-castigo, supongo.
- Quédate quieto - le dije a Zeus cuándo empezó a jalar la correa hacía un lado, probablemente sólo haya visto una ardilla ó un gato - ¡Zeus, quieto!
Maldije cuándo el perro empezó a correr aún cuándo yo sostenía la correa con todas mis fuerzas (que no eran gran cosa). Entonces escuché un sonido cómo de tela desgarrándose y el perro salió corriendo cómo si hubiera un incendio mientras yo caía de cara al suelo, me levanté cómo pude y salí corriendo en la misma dirección de Zeus que en un abrir y cerrar de ojos había cruzado la mitad del parque y se había lanzado en el regazo de una chica de cabello rosado que estaba sentada en un banco, me tragué un grito y corrí para tratar de sacarle el perro de encima.
- ¡Dios mio! Lo siento, lo siento... - la chica soltó una suave risa y acarició la cabeza peluda de Zeus que parecía que se había encontrado con su alma gemela, eso sinceramente me ofendió - Él no suele comportarse así, no sé que le pasó.
- Está bien, me asustó un poco, pero parece muy amigable -le sonreí cortésmente aún tratando de apartar a Zeus de ella. La chica era muy interesante de ver ya que tenía el cabello rosado, la piel tan blanca cómo la porcelana y un piercing en la ceja, además de unos tatuajes que se asomaban por el borde de su falda, aunque el atuendo de los años 60 color pastel contrastaba con sus tatuajes - ¿Te conozco de alguna parte?
- Bueno, no lo creo - dije frunciendo el ceño y concentrándome en su cara, tal vez si nos hayamos visto por ahí. Entonces ella se llevó las manos a la boca y soltó un chillido, me aparté asustado.
- ¿Joaco? ¿Joaquín Bondoni? ¡Dios mío, eres tú! -obviamente ella me conocía, pero yo aún estaba tratando de ubicarla, hasta que caí en sus ojos y toda una película de pijamadas, travesuras y campamentos de verano bailó en mi cabeza.
- ¿Azul Guaita? ¡Dios, sí eres tú! - ella saltó de su asiento y los abrazos fueron repartidos mientras los chillidos hacían que todo el mundo girara en nuestra dirección - ¿Cómo es que estás aquí? Te mudaste hace cómo mil años.
- Regresé el año pasado, incluso fuí a tu casa, pero tu madre dijo que no estabas en el país ¡Dios mío! Hace tanto que no te veo, tenemos tantas cosas de qué hablar ¡Tu cabello es rubio!
- Si - me reí - y el tuyo es rosado, lo cuál es una enorme sorpresa porque la última vez que te ví era marrón rojizo.
- ¡Y el tuyo era castaño claro! Vaya que hemos hecho algunos cambios ¿no? - una melodía metal comenzó a salir del bolso de Azul, ella gruñó una maldición y revolvió sus cosas hasta dar con su celular, murmuró unos cuántos "ajá" y cortó la llamada - Era del trabajo, debo ir por café ya que soy la única que no ha llegado.
- ¿Quieres un poco de ayuda? - la cara de Azul se iluminó y rápidamente ambos se adelantaron a una cafetería cercana. Tener a Azul fué cómo volver al pasado, cuándo ambos teníamos 12 años y normalmente sólo nos separaba un muro entre ambas casas. Azul fué mi última amiga sincera y me dolió el alma cuándo su madre empacó sus cosas y se la llevó a Mérida, intentamos lo de los mensajes de texto durante 1 año ó algo así y luego simplemente cómo todas las relaciones a larga distancia ambos dejamos de hablar después de un tiempo.
- Oye Blue - la llamé mientras caminábamos con los cafés en la mano - ¿Dónde trabajas?
- En un local de tatuajes, por supuesto - ella sonrió levemente - Ahí, en Inked.
Seguimos con erimer capítulo.
Espero le guste.
Adaptación de la fic de EllaRomance.
Nos vemos AlbertXioW.
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Inked Love // Adaptación Emiliaco
Fanfiction》Cuándo Joaquín fué a visitar a su amiga al local de tatuajes, jamás pensó encontrarse con un chico cubierto de tatuajes y un secreto en la mirada. Él jamás había sido del tipo al que le atraían esas cosas, pero si quería recuperar la amistad de la...