27. No Quiero Arruinar Ésto

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— ¿Saldrás? — me giré hacía la puerta y ví a mi madre acomodándose su bata, eran sólo las 10 y sé que era algo bastante extraño verme despierto tan temprano un sábado.

— Hola mamá, sí — me acerqué a ella y le dí un beso en la mejilla — Emilio me invitó a ver el juego de los Sox.

— Oh, me agrada Emilio, es un buen chico — asentí sonriendo y ella empezó a retorcer el cinturón de su bata con nerviosismo — ¿Quieres que te prepare el desayuno?

— ¿Qué tal panqueques y una ensalada de frutas? — pregunté y ella sonrió suavemente. No soy tonto, sé que al igual que yo mi madre tenía los ojos hinchados y levemente rosados por haber llorado toda la noche, pero supongo que ambos necesitamos hacer de cuenta que anoche no sucedió (al menos hasta que sepamos cómo manejarlo)

Caminé detrás de ella hacía la planta baja y noté que no había rastro de mi padre, le pregunté a mamá, pero ella sólo contestó que se había ido temprano a una excursión de pesca con un viejo amigo. Llevé mi trasero perezoso al jardín y tomé la manguera para bañar a Zeus, quién literalmente se volvió loco al ver tanta agua y el baño terminó siendo para mí. Después entré a la casa y mi madre casi me asesina al ver el desastre que estaba causando así que me envió a la ducha ó no había panqueques.

— Tu hermano llamó mientras estabas en la ducha — dijo una vez que volví recién bañado.

— ¿Ah, si? ¿Está bien? — ella asintió, pero no me gustó la mueca de sus labios.

— Fué su primera sesión con el psicólogo, no quiso hablar mucho de ello, pero dice que se ha sentido un poco mejor desde entonces — ella levantó su vista hasta que sus ojos vidriosos encontraron los míos — Tu padre y yo estuvimos hablando anoche y pensamos que tal vez... Después de tu experiencia... ¡Dios, lo siento! — ella limpió un par de lágrimas fugitivas y trató de no derrumbarse frente a mí, pero yo ya estaba hecho un mar de lágrimas — Tal vez te gustaría hablar con alguien, ya sabes, un profesional.

Lo pensé durante unos segundos, la verdad era que no me apetecía hablar con un extraño sobre lo que me mantenía despierto de noche, pero mucha gente decía que era mejor drenar todo lo que llevas por dentro ó acabara consumiéndote, y aunque podría pensar que es una estupidez, la verdad es que contarle a alguien lo que me había pasado en realidad alivió un poco el peso sobre mis hombros. Miré a mi mamá, que lucía tan frágil con su cabello desordenado y sus ojos vidriosos y supe que ella también necesitaba saber que yo estaba bien.

— De acuerdo, lo haré — ella me dió una sonrisa y besó mi frente con cariño, luego volvió con mi desayuno y desapareció para darse una ducha.




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— ¡Joaco, tu amigo está aquí! — mi corazón dió una voltereta en mi pecho, no pude evitar ponerme nervioso porque era mi primera cita oficial con Emi. Me ví una última vez en el espejo confirmando que mi maquillaje y mi ropa estuvieran en orden, llevaba unos shorts de mezclilla y una camiseta de béisbol con el número de mi jugador favorito. Tomé mi gorra de la suerte y bajé las escaleras.

Inked Love // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora