Capítulo 2, parte II: Carlo's Point of View.

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Iba a pasar a la siguiente página para ver su imagen pero sentí el fuerte estruendo en mi puerta. "Marco, mueve tú culo que en quince minutos nos vamos." Miré la hora de mi reloj, las ocho con treinta y cinco minutos. Suspiré cerrando la carpeta mientras me despojaba de mis prendas y me metía en otras. En la mañana me había bañado.

Subí mis pantalones dejando a la vista un poco de mis boxers. Una sudadera blanca de manga corta. Zapatillas supra. Una chaqueta de cuero. Puse mis cadenas y mi reloj de mano, rocié perfume en mi cuello y estaba listo. Tomé el móvil y salí de mi habitación. El día de hoy sería agotador, sabía que seria difícil y, en efecto, estaba preparado para una batalla.

Bajé las escaleras mientras buscaba en mis bolsillos las llaves de mi coche, las encontré en el bolsillo derecho trasero. "¿Qué coño te tomó tanto tiempo, Marco?."

Bufé mientras apretaba los puños. "¿Qué mierda te importa, Canto?." Blas tensó la mandíbula, odiaba que lo llamaran por su apellido, podía tener un genio de los mil demonios. Pero yo podía ser aún peor.

"Vamos, chicos. Dejar las boberías para otro momento." La voz de David sonó en el tenso ambiente.

Salí de casa dando un portazo cerrándole la puerta en la cara a ambos. Saqué la llave, me metí dentro del coche y metí la llave en la ranura haciéndo rugir el coche para después arrancar a alta velocidad. Fijé mi mirada en el velocímetro, iba a ciento sesenta kilómetros por hora y seguía subiendo. Los ojos azulados de aquella chica aparecieron en mi mente cómo una rafaga de luz, en el momento menos indicado tenía que recordar a Grace. Apreté el volante mientras que los nudillos se ponían blancos por la fuerza que complementaba. Doblé a la derecha y seguí derecho por unos minutos más, la última vuelta a la izquierda y estacioné fuera de la gran casa. Fijé mi mirada en el espejo retrovisor y ví el automóvil de Blas aparcándose detras del mío.

Saqué mi arma de la guantera y la aseguré antes de ponerla en la cinturilla de mis pantalones tapándola con mi sudadera. Me bajé rápidamente y lo bloqueé. Los enormes zumbídos de la música sonaban en mis oídos. Estiré mi chaqueta mientras caminaba hacia la entrada. Tensé la mandíbula entrando a la gran casa, el humo a cigarrillo y marihuana llegaron a mis fosas nasáles.

En la barra habían chicos y chicas que pedían tragos. Otros estaban exparcidos por el living -que ahora parecía motel- mientras bailaban o se besaban. El resto que quedaba estaba en sillones en plenos actos, que incómodo. Algo chocó a mi lado, entre la poca luz pude divisar un pelo negro, largísimo, la chica se dió la vuelta con el ceño fruncido. "¿Qué mierda?, me has tocado."

Fruncí el ceño dejando mis cejas en una sola línea. "No molestes." Caminé tratando de evitar la fuerte mirada de la chica en mi espalda. Me acerqué a la barra y me embobé con la mesera, tenía un cuerpo del demonio. Iba a atenderme cuando un chico le agarró las mejillas y le plantó un beso.

"¿Disculpa?." Escuché una femenina voz a mi lado, dí la vuelta y ví a una chica de pelo negro, alta, mostraba ser decente. "¿Disculpa?." La esbelta chica volvió a hablar hacia la mesera la cuál no le prestó atención, molesta bufó mientras soplaba un rebelde pelo de su rostro. Buscó algo en su bolsó para luego suspirar.

-вяσкєη. {carlos marco у tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora