Capítulo 12, parte I: ______'s Point of View.

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"Now it was alone, and was only my fault." - "Ahora estaba sola, y era sólo mi culpa."

Sentí escalofríos al entrar al coche de Carlos, hacía frío, pero no era capaz de decirle. Desde que me había curado no había dicho palabra alguna, sólo se comportó al margen de todo. ¡Pero es que no quería que esto sucediera así!. Me abracé aún más fuerte a la delgada camiseta que tenía encima y procuré dejar de tiritar. Pasé el cinturón por mi cuerpo y lo ajusté para escuchar el 'click' cuando encajó con el broche.

Carlos entró azotando la puerta para después arrancar bruscamente. Miré hacia fuera mordiéndome la lengua por las ganas de llorar. Estaba siendo frío conmigo y no sabía porqué. Escuché un sónido. Carlos bufó molesto y sacó el móvil de su bolsillo. "¿Quién habla?. Hola, sí está bien... por favor, ahora no es buen momento... Laurence, no llores, por favor." Él apretó el volante y mi mente jugó en contra mia. '¡El debe de estar tirandose a tú amiga ahora!. Eres tan estúpida que no te diste cuenta, se todo la historia. Como ellos se conocieron y lo rápido que se fueron a la cama'.

Él se preocupaba por ella, sí, lo hacía, y dolía. Carlos dobló por la calle donde vivía, divisé mi casa y un aire recorrió mis entrañas. Estacionó el automóvil aún hablando por el movil, sin que me notara, baje del auto y corrí hacia la reja. "¡_____ espera!." No tomé en cuenta sus alegatos mientras salía del auto siguiéndome, me apresuré y quise abrir la reja, pero estaba con llave.

Pensé en algo, y nuevamente los actos suicidas inundaron mi mente. Sin meditar las causas me subi en la reja y la escalé. "¡_____, baja de ahí!." Suspiré tres veces y me dejé caer. ¡Ouch!. Eso dolió, pero no tomé en cuenta mis dolores físicos y corrí hacia la puerta de la entrada, tanteé entre la tierra del macetero y ahí estaba la llave. Antes de entrar mire hacia fuera y pude ver a Carlos, mirándome enfadado mientras pateaba la reja. Entré sin hacer ruido, todo estaba oscuro.

Mi padre no estaba aquí...
como siempre.


Subí las escaleras interminables hacia el pasillo para ir a mi habitación. De inmediato me dirigí hacia el cuarto de baño. Me despojé de las pocas prendas y me saqué las vendas. Medí el agua y me metí dentro.

Mis músculos se relajaron ante el tacto de la lluvia artificial con mi piel, ardía en algunas zonas. Bajé la mirada hacia las heridas y pude ver su rostro enfrente de mí. 'No querida, ahora me perteneces, y si llegas a salir de aquí con vida, estás marcas te recordarán cada momento que pasaste conmigo.' Sin importarme si dolería o no, pasé jabón sucecivamente por las heridas, tratando de borrarlas lo cual fue inútil. La sangre brotó desde las heridas mientras se iba por los pequeños orificios de la ducha.

Había recuperado mi móvil, o más bien lo había hecho Blas. Lo tenía uno de los hombres que estaban fuera de la habitación, fue lo único que pudieron recuperar.

Salí de la ducha enroscandome una toalla en el cuerpo. Me miré en el espejo fijamente. 'Mírate, estás hecha una mierda'. Bajé la mirada y me concentré en poder encontrar el kit de emergencias que guardaba en algún lugar de mi baño.

Cuando lo encontré me puse vendas nuevamente, dandome las curas que Carlos me había hecho.

Salí hacia mi habitación y me dirigí al armario. De los cajones saqué mi pijama y la ropa interior. Me la puse y me acosté. Miré la hora en mi móvil, las cinco menos tres de la madrugada. El sueño fue ganando la batalla.


El estruendoso sónido del despertador entró por mis oídos, estiré mis manos por debajo de las sábanas y lo apagé. Me estiré antes de ponerme de pie. No tenía ánimos de asistir a la escuela, ni hoy, ni mañana, ni nunca.

Una chispa se encendió en mi cabeza. Nadie se enteraría si, por hoy, falto a la escuela. Quiero decir, saliría de casa fingiendo que me dirigo a la escuela pero no voy.


Jamás lo había hecho, pero mi cerebro lo exigía, un descanso, nada más que eso.

Desenrrollé las sábanas de mi cuerpo y me levanté. Abrí las puertas del balcón y respiré el aire puro. Mi móvil sonó y corrí para ver a quién pertenecía la llama. 'Lau'. Ella estaba llamandome, pero yo no quería hablar con ella.


Por alguna razón que claramente desconocia, no quería.


Nuevamente las estúpidas palabras de Steve volvieron a mi mente. Apreté el móvil contra mi pecho y atendí. "¿Diga?." Fingí desconocer de quién se trataba la llamada.

"Maldita sea, ______, ¿cómo te saltas la reja de tú casa estándo en ese estado?."

Suspiré. "Laurence..."

"¿No pudiste al menos llamarme?, ¿qué sucede contigo?."

"Nada, sólo estaba cansada, necesitaba un descanso, todo me saturó y..."

"¡Se supone que soy tú mejor amiga!." Pude sentir sus sollozos mientras que respiraba agitadamente.

"Escucha Laurence, necesito que nos tomemos un tiempo, tal vez nos venga como anillo al dedo y..."

"¿Qué intentas decirme, ______?."

"Laurence, no podemos seguir viéndonos."

Oí su silencio para después sentir sus constantes sollozos, "¿porqué?, ______, eres mi mejor amiga, la única que no me encuentra la estúpida rara. No puedes alejarte de mí."

"¡Se que estás con Carlos, maldita sea!."

El silencio se oyó por el auricular para que luego soltara una pequeña risita. "Dios, ______."

"¡No es gracioso!."

"______ escucha, entre yo y Carlos."

"Es mejor que tú me escuches. Vete a la mierda, tú y él, juntos. Sólo dejame en paz."

Sin previo aviso las lágrimas recorrieron mis mejillas sin consuelo. Caí de rodillas y comencé a dar golpes contra el suelo, mis nudillos dolían, ardían, pero no paraba. La rabia recorría mis venas, pero más enfadada estaba al saber que no la había escuchado.


Ahora estaba sola, y era sólo mi culpa.


Me encaminé hacia el baño y con una liga tomé mi cabello, sólo me lavaría el cuerpo.

-вяσкєη. {carlos marco у tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora