Capítulo 13, parte II: Carlo's Point of View.

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"¿Diga?."

"Te veo en mi casa, estoy en cinco minutos ahí, más te vale llegar a tiempo Damaris." Colgué la llamada viendo por el espejo retrovisor el rostro de Laurence, me fulminó a través de él y miró hacia fuera.

Minutos más tarde aparqué fuera de casa, divisando el Ferrari negro estacionado al frente. "Estaremos fuera con Laurence, los chicos tenían algunas cosas pendientes."

Asentí hacia él mientras que caminaba directamente hacia la entrada donde estaba parada la figura de Damaris. "Hey." con brusquedad tapé sus palabras besando sus labios, metió sus manos en mi pelo y dió fuertes tirones. "Wouh, Marco, vaya necesidades..."

"¿Dije que hablaras?," apreté sus mejillas dejando sus labios como la boca de un pez. "Cierra la puta boca y entra luego." Abrí la puerta con necesidad, o más bien furia y le di el paso. Al pasar estrellé fuertemente mi mano contra su culo provocando un leve salto. Cerré la puerta con mi pie para después darme paso hacia ella tirandola al sillón mientras que rebuscaba el cierre de su falda.

Tomó mis manos y me ayudó a realizar la acción, la pequeñísima falda quedó sin un paradero fijo en el living mientras que su escotada camiseta terminaba de la misma manera. De mi billetera saqué el pequeño cuadrado plateado, me saqué mis pantalones y mis boxers para después colocarme la protección.

"Aquí vamos." Murmuré para mis adentros.

"Bien, ya sabes, si estás aburrido, sólo llamas," miré en dirección de Damaris y asentí descuidadamente, tomó su teléfono y salió rápidamente. Al igual que ella, me vestí rápidamente pero con un propósito en mente. ______ tenía que escucharme por las buenas o por las malas. Obviamente lo último que había hecho no ayudaría en nada, pero tampoco pensaba decirselo.

¿Qué sucede conmigo?. Suspiré esquivando los pensamientos que venían a mi mente. Tensé la mandíbula, eché el aire que estaba reteniendo y salí de casa asegurandome que llevaba las llaves de mi coche.

Me subí para posteriormente meter la llave en la ranura y darle vida al motor, aceleré rápidamente tal vez dejando marcas en la calle. Un semáforo se puso en rojo y aproveché para encender un cigarrillo, abrí la ventana y saqué la mano hacia afuera. Amarillo y verde, aceleré nuevamente y me hice camino a la casa de ______.

Doblé unas calles más y frené para después salir del coche, tiré el resto del cigarrillo al suelo y lo pise con la punta de mi zapatilla. Caminé frenéticamente hacia la reja, acomodé mis pantalones y comencé a escalarla. Salté al otro lado callendo en cuclillas, caminé de la misma manera hacia el lado lateral de la casa.

Saqué el móvil de mi bolsillo y busqué entre mis contactos su nombre. Puse el auricular en mi oído y comencé a escuchar los pitidos de espera. Sonaron más de ocho para después salir el buzón de voz. "Hola, estás llamandome, puede que esté en clases o no quiera hablarte, así que deja un mensaje. ¡Lo último fue broma!." Corté la llamada y volví a llamar, tres pitidos para después escuchar un leve suspiro. "¿Quién habla?."

"Estoy en el patio de tu casa, ¿cuál es la ventana de tú habitación?."

"¿Carlos?, ¿eres tú?." Pude oír su adormilada voz.

"No nena, soy tu conciencia que te está telefoneando... Por supuesto que soy yo, ahora dime cual es tu ventana."

"¿Qué estás haciendo en mi patio a estás horas de la madrugada?."

Suspiré hartandome. "Ángel, si no me dices cuál es tu jodida ventana, golpeare con una piedra cada una de ellas hasta encontrar tú habitación, ¿lo pillaste?."

"La segunda. Si llegan a descubrirte..."

"No lo harán, nena."

-вяσкєη. {carlos marco у tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora