Capítulo 22, parte I: ______'s Point of View.

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"I don't know we are," - "No sé qué somos,"

Hace horas que Carlos me había traído al centro comercial y me había comprado varias prendas de ropa, por no decir muchas. Tomé la gran hamburguesa y la introduje en mi boca. El queso explotó -literalmente- y salió del pan.

Carlos carcajeó mientras se metía una patata frita a la boca. "No es gracioso." Hice pucheros.

Carlos estiró su mano con una servilleta, limpió algo que tenía en la boca y me besó. "Eres tan tierna, ángel."

"¿Te gusta llamarme así?." Mordisqueé nuevamente la hamburguesa.

"Me gusta llamarte así. También nena, cariño o... amor." Un pedazo de carne se fue por el camino equivocado y comencé a toser. Levanté los brazos e intenté respirar. Carlos se levantó de su silla y me pasó el vaso con jugo. "Nena, respira. Ya van dos veces que me haces lo mismo."

Suspiré y heché mi cabeza hacia atrás. Carlos tomó mi mano e hizo que me levantara. "Lo siento, creo que me atraganté con la comida."

"Claro, mi amor." Sonreí cómo estúpida y tomé mi bolso pero Carlos me lo arrebató, al igual que las bolsas de compras y se las llevó.

En la tienda de confitería vi al chico del hospital, iba con la misma ropa pero con unas gafas en la mano. "Carlos, él es el chico."

Carlos frunció el ceño. "¿Qué chico?."

"El del hospital." Lo apunté disimuladamente y Carlos lo localizó.

"Coge esto." Tomé las bolsas y mi bolso para que después Carlos corriera por las escaleras mecánicas y se dirigiera hacia él.

"¡Gracias por venir!." Volteé mi mirada hacia el hombre con barba, de la tienda salió una masa de gente y perdí de vista a ambos.

Cuando la escalera llegó hacia abajo, caminé por el piso, tienda por tienda buscando a Carlos. Me tomaron de la mano y me voltearon, levanté la mano empuñada dispuesta a golpear a cualquier idiota que intentara hacerme una broma pero paré en seco cuando ví a Carlos. "Siento asustarte, lo perdí de vista y sólo le vi la ropa." Tensó la mandíbula.

Asentí mientras que sonreía. "Mejor vamos a casa."

"¡No!," gritó exasperado, reí y fruncí el ceño, "quiero decir, ¿qué hora es?."

"Son las nueve y cincuenta, Carlos. Ya serán las diez."

"Ok, vamos." Tomó mi mano y caminamos rápido hacia el estacionamiento, mientras caminabamos por él reía cómo loca y Carlos sólo bufaba diciendo 'Vamos, ______. Estamos atrasados'.

-вяσкєη. {carlos marco у tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora