Capítulo 25, parte II: Carlo's Point of View.

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"Eres el cabrón más duro que conozco, Carlos." David buscó mi mirada. "Nadie podría matarte, porque eres psicótico al momento de actuar. Tu mente se cierra cuando estás herido, lo peor de todo es que no sé si es bueno o malo."

"Eres el peor loco cuando tienes que pelear o recuperar algo. Eres el peor de todos los gilipollas, y ella siempre estará expuesta al peligro contigo." Alvaro se encogió de hombros. "Pero no podrás alejarla de ti cuando ella quiere estár aquí."

Negué ante sus palabras. "Puede morir estando conmigo."

"No, no morirá. Para algo estámos, para eso tenemos las jodidas armas y mentes psicópatas. Por algo somos los peores, para proteger a nuestra gente."

"Y ella," Alvaro apuntó hacia dentro, "es de nuestra gente."

"Son los más emotivos del mundo," les golpeé a cada uno su brazo y negué con la cabeza. "Se que no debe estár a mi lado, pero soy egoísta y quiero que esté aquí, para mí y nadie más."

"Y así será." Asintió David. "Ella no quiere irse, ella calló contigo."

Sonreí negando levemente. "Ir, entro en un momento." Ambos entraron y me dejaron solo sentado en el suelo. "¿Qué debería hacer ahora?." Le hablé a la nada suspirando. "Cómo si pudieras hablarme."

Me levanté y entré a la casa. Al entrar Laurence me hizo una seña hacia la cocina y camino hacia allá. La seguí dando sonoros pasos. "¿Estaban buscándote a ti cuando intentaron atacarla?."

"No sé."

"Eso deberías investigar, ¿no crees?." Frunció el ceño y negó, bajó la cabeza y rió levemente. "Es increíble."

"¿Qué es increíble?."

"Lo tontos que sois los dos." Elevó su mirada hacia la mía y se me acercó. Besó mi mejilla y me dió pequeños golpes en el brazo. "Tienes que darte cuenta de cómo te mira y cómo la miras, sólo piensa en eso." Salió de la cocina tomándo su pequeño bolso, la seguí y me apollé en el marco de la puerta de la cocina.

______ me miró y sonrió instantaneamente. "Nosotros nos vamos." David se puso su chaqueta y me palmeó la espalda.

Ambos se despidieron y salieron de casa. Me dirigí al sillón donde estaba ______ sentada y acaricié su pelo. Tomó mi mano y me tiró hacia ella. "¿Carlos?."

"¿Sí?." Pregunté distraído.

"¿Qué pasa?," frunció el ceño y se sentó intentando arreglarse el pelo, tomé un mechón que me molestaba para ver sus ojos y lo puse atrás de su oreja.

"No tienes que pasar por esto, ______." Acaricié su mejilla.

Frunció el entrecejo. "¿Qué?."

Saqué sus manos de mi cintura y dejé una en su regazo. "No mereces pasar por esto." Di pequeñas caricias a la mano que sostenía. Miré sus dedos y su muñeca. ______ tomó mis mejillas y negó.

"¿No entiendes?." Miró hacia su lado y luego volvió su mirada. "Te necesito, y me necesitas." Apretó los puños para luego soltarlos. "No me importa lo que pase."

"A mi sí, a mi si me importa lo que puedan llegar a hacerte, me importa lo que pueda llegar a sucederte."

"Todo ha valido la pena porqué estoy aquí, contigo."

"¡No valgo tanto!, ¡no valgo ni el uno por ciento de lo que tú te arriesgas!." Grité desesperado.

Ella bajó su cabeza y suspiró. "Quiero estár aquí, debo estár aquí."

"No es tu deber estar aquí. No es tu deber hacerme el desayuno todos los días, no es tu deber hacer mi cama. No es tu deber soportarme, ni mucho menos ponerte en peligro."

"¡Es lo que yo elegí!." Su mentón tembló mientras hablaba. "Es lo que yo quiero, no me estás obligando a nada."

Suspiré. "Te arrepentirás de esto."

Ella tomó mi mano y la puso en su pecho. "Jamás me arrepentiria de esto, Carlos." Tocaron el timbre y ______ sonrió. "Voy yo."

"No, voy yo."

Negó con la cabeza. "Estás aquí, nada puede sucederme." Sonrió mientras que caminaba hacia la entrada de la casa.

Abrió la puerta lentamente y su sonrisa poco a poco se desvaneció.

-вяσкєη. {carlos marco у tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora