Familia Chankimha.

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—Freen, no seas antipática. Acércate un poco. — escuchó hablar a su madre cuando notó que Rebecca saludaba a su hija amablemente.

La castaña se acercó igual de tímida, quería caerle bien a la novia de su hermano, después de todo, ella se mostraba simpática ante todos y eso solo le generaba un poco de curiosidad en saber y conocer un poco más a la invitada de esa noche.

Se plantó a un lado de su padre con una sonrisa amigable y sincera, por alguna razón el ambiente en la casa de la familia Chankimha se sentía cómodo y ligero, fuera de presiones como lo pintaban mayormente al conocer a la pareja de algún familiar importante.

—Es un placer conocerte. — Freen extendió su mano hacia Rebecca, ella la recibió dando un ligeron apretón.

Freen encontró una tímida y dulce mirada en aquellos ojos que captaron por un par de segundos su atención.

—Es realmente mío, Ken me ha hablado mucho de tí en los últimos meses. — dijo con suavidad. Freen le echó una rápida mirada a su hermano que seguramente se encontraba en plutón gracias a aquella mirada fija que tenía en su cuñada.

—Eso quiere decir que ya llevan un tiempo saliendo. — Somsak lo dió por hecho cuando ambos asintieron.

—Es mejor que vayamos a tomar la cena antes de que se enfríe. — sugirió Kulap.

—Lo mejor que podemos hacer ahora. Estoy muriendo de hambre. — comentó Ken casi lloriqueando, cosa que hizo reír a todos aligerando mucho más el momento.

Todos tomaron asiento en la mesa familiar de seis sillas, Freen quedando al frente de su hermano, mientras que su madre estaba sentada a su derecha, frente a Rebecca. Somsak estaba sentado al frente de todos.

Kulap preparó kuay teow lui suan y una sopa que contenía gambas, tomates, limón y chile. Era algo picante.

—Adelante, sírvanse. — ofreció Kulap.

Ken tomó el primer rollito y lo colocó en el plato de Rebecca, lo miró con una sonrisa mientras le agradecía en voz baja. La mujer mayor de la familia sonrió con el acto de su hijo, le recordaba el hecho de que su esposo aún con el pasar de los años nunca había dejado de hacerlo. Una nostalgia se situó en su pecho al notar que su primogénito ya estaba creciendo completamente y era tan caballeroso como su padre.

Ken no podía sentirse más feliz al ver como su familia había recibido tan cálidamente a su novia, sin duda alguna, su hermana no se equivocó en animarlo y decirle que ellos estarían encantados con Becky. Llevaban demostrándolo en cada oportunidad que tenían en aquel espacio en el que estaban compartiendo juntos en un clima bastante ligero y agradable.

El castaño quería con todas sus fuerzas permanecer en ese momento tan significativo para él, su familia entablando una amistosa conversación con la chica de la que estaba enamorado desde hace seis meses. El colegio y sus amigos en común habían hecho aquello posible. Ken cursaba el último año y quería aprovecharlo al máximo al lado de su familia y su novia principalmente.

A ella le quedaba aún un año más al igual que a su hermana. Le agradaba la idea de pensar en ellas llevándose bien, después de todo, sabía que Freen era alguien que congeniaria maravillosamente con Rebecca.

—¿Saldrás también este año? — preguntó Somsak a Rebecca.

—Oh, no, aún me queda un año más. — respondió Rebecca. Freen frunció el ceño.

—¿Cursas el primer año de bachillerato? — preguntó confundida, vió a Rebecca asentir.

—¿No es obvio, Freen? — preguntó en tono burlón Ken, la castaña lo miró mal.

La última carta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora