¿Alguna vez se preguntaron lo que era tener un corazón dividido? ¿Sentir que querías a dos personas? ¿No tener lo suficientemente claro lo que sentías? Era algo completamente normal y que en medida podría apostar que es algo que a todo el mundo le ha pasado.
O si quiera pensado.
Un mes había pasado de la primera vez que Rebecca había recibido aquella carta que, al pasar de los días, Heng se encargaba de entregárselas cada día aún sin revelarle a quién pertenecían aquellas palabras que hacían que suspirara con adoración y su corazón bombeara con la misma fuerza de un motor, como justo ahora que se encontraba en su habitación leyendo aquellas cartas una y otra vez.
“Van Goh y tú tenían mucho más en común de lo que parecía.
Él pintaba cuadros.
Tu pintabas mi corazón.
Él inspiraba paz a las personas con su arte.
Tú inspirabas a mi corazón.
Curioso, ¿No?
Mientras él llegaba con profundidad a su público, tu esencia calaba con profundidad en mi corazón.”Aquellas palabras que reposaban en la hoja cargadas de emoción y sinceridad solo la hacían sentir viva. Algo que con el pasar de los días la hacía preguntarse si realmente Ken la hacía sentir de esa manera. Ya no lo ocultaba ni lo intentaba, ya no era un secreto que su relación se deterioraba e increíblemente no se sentía tan mal como alguna vez llegó a pensar en la posibilidad de ello.
Ahora su mente estaba ocupada entre esa persona que le enviaba cartas y Freen, quien últimamente se encargaba de pasar más tiempo con ella.
Tenían salidas casuales donde se divertían por cualquier cosa mínima, solo hablando, comiendo, viendo series o películas, incluso cuando la más alta la ayudaba con cualquier cosa referente al colegio. No podía evitar sentir una calidez creciente en ella y como el simple hecho de tenerla cerca solo le generaba una felicidad extrema.
Suspiró pesadamente, su cabeza era un lío y no quería liderar con ello tan tempranamente. Sus clases comenzarían en una hora, por lo que se dispuso a salir luego de dejar todas las hojas en su respectivo lugar, en el segundo cajón de su mesita de noche, próximamente para encontrarse con la casa vacía debido a que sus padres habían salido más temprano de lo normal.
Por supuesto, no demoró mucho en llegar y encontrarse al grupo de amigos reunidos hablando animadamente, una sonrisa se posó en su labios, pero se volvió rápidamente una mueca al ver a Freen tan cerca de Yosh. Su ceño se frunció y a pasos exageradamente rápidos se acercó al grupo sin notarlo.
—Realmente ha sido una semana asquerosa y estresante con tantos exámenes. — mencionó Mind, quien era abrazada por Heng sobre sus hombros cariñosamente.
Todos asintieron en acuerdo.
—Nam se la ha pasado enojada porque reprobó dos exámenes de física, ¿Pueden imaginarse lo caótico que es escucharla quejarse todos los días? — dijo con una mueca Noey.
—¡Oye! No puedo ser buena en todo. — replicó dramáticamente.
—O en casi nada, querrás decir. — dijo entredientes haciendo que todos rieran.
—Paren de pelearse. — dijo Yosh. Todos la miraron con una ceja elevada.
—Lo dices porque no lo sufres teniendo a Freen a tu disposición veinticuatro siete. — se burló Jack.
Todos rieron al notar las mejillas de ambas chicas sonrojarse con timidez, pero no contaban que había una tercera chica que sus mejillas también ardían y no por timidez.
—Buenos días. — escucharon la dura voz de Rebecca hacerse presente, todos dejaron de reír para mirarla confundidos.
—¿Mala mañana? — preguntó Irin.
Los ojos de Rebecca solo se centraron en cierta castaña mirándola con profundidad, sin embargo la dejó de mirar para centrarse en los demás.
—Ni que lo digas. — todos se miraron aún más confundidos por el estado de su amiga recién llegada. Jamás la habían visto de tal manera. Heng e Irin se dieron una mirada cómplice sabiendo de lo que se trataba.
O al menos haciéndose una idea.
Freen solo se dedicó a observar a Rebecca confundida, pues, no había entendido lo que quiso decirle con aquella mirada tan intensa.
—Hablando de ello. — Yosh interrumpió el silencio. —. ¿Tendrás algo que hacer más tarde? — le preguntó a Freen.
—No. — respondió con simpleza.
—¿Te gustaría ir por un helado? — le regaló una encantadora sonrisa esperando por su respuesta.
Todos miraban la escena atentos, sobre todo Noey, quien parecía bastante divertida.
—Freen no podrá. — resonó la voz de Rebecca, algo pesada.
Todos se sorprendieron aún más.
Yosh se giró para observarla con su ceño fruncido.
—¿Por qué no?
—Quedamos en que iría a mi casa para ayudarme con algunas cosas del colegio. — explicó enmarcando sus palabras. —. ¿No es así, Freen?
—Sí. — respondió aún no muy segura.
—Bien, creí que lo habías olvidado.
El timbre sonó dando inicio a su día estudiantil, por lo que todos fueron preparándose para ingresar a sus respectivas clases, sobre todo Rebecca, quien salió hecha un cohete para alejarse, dejando atrás a sus amados amigos.
—No pasa nada, supongo que podremos después. — dijo Yosh y Freen asintió.
—Prometo que para la próxima iremos. — Yosh asintió dándole una sonrisa que Freen correspondió y la vió adelantarse con Noey.
Freen seguía sin entender la actitud de Rebecca y mucho menos por qué aseguró algo que ni si quiera estaba planeado. Se encargaría de saberlo cuando se encontraran en la casa de la más baja por la tarde.
Heng se acercó a ella cautelosamente.
—Te ha dado la señal más clara del mundo, espero que sepas aprovecharla. — le dió una sonrisa divertida con un ligero apretón en el hombro.
Freen ocultó la sonrisa que se estaba apoderando de sus labios.
¿Iba por buen camino? La respuesta era un poco clara, pero aún le faltaba un poco más por recorrer.
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La última carta.
Fiksi PenggemarFreen cayó más profundo de lo que esperaba por aquellos ojos marrones que le transmitían un mar de sensaciones indescifrables en sus entrañas. Sabía la respuesta a esas emociones, pero no quería aceptarlo. "Prometo que al amanecer, esta será la últi...