¿Y si...

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Rebecca consiguió calmarse de a poco mientras escuchaba las voces divertidas desde adentro dándose ánimos. Parecían estarlo pasando increíble, sin embargo, ella aún no quería regresar ahí por el irremediable sentimiento de extrañeza que sentía dentro de ella luego de su conversación con Mind.

No quería parecer mala onda, al contrario, pero se sentía mal con la idea de Freen saliendo de manera romántica con aquella chica que apenas se presentaba.

Negó sabiendo que eran muchas tonterías en las que andaba pensando, puesto que su único interés en ese aspecto y por lo que realmente tenía que preocuparse era Ken, el cuál parecía querer huir de esa conversación que debían afrontar con una madurez que él no estaba mostrando.

Se sintió aturdida de pensar tanto entre ambos hermanos, su cabeza parecía querer explotar. Suspiró con fuerza y se decidió por fin a adentrarse en la casa para no seguir creando un círculo del que no tendría pronta salida.

Las luces a ese punto ya estaban apagadas y todos disfrutaban bailando rítmicamente. Sonrió un poco más relajada al verlos divertirse, pero aquello no duró mucho al observar como Freen bailaba cerca de Yosh.

Todos por un momento parecieron enloquecer al escuchar como de las bocinas retumbaba el comienzo de la canción give me everything. Rebecca sintió que alguien la tomaba del brazo y la hacía unirse más al ambiente.

—¡Vamos, Becca! ¡A darlo todo! — Heng la animó bailando. Rebecca intentó centrarse solo en bailar.

Sus pies moviéndose al ritmo de la música, cerrando sus ojos mientras que sus caderas comenzaban a tomar vida en un vaivén suave de lado a lado.

Heng con delicadeza puso sus manos en las caderas de Rebecca manteniendo una distancia considerable. La más baja abrió sus ojos encontrándose con una sonrisa gigante en la boca de su amigo cantando la canción a todo pulmón, uniéndose ella al canto de él.

Freen estaba animada de tal manera que sentía una adrenalina dentro de ella sin poder identificar si se debía al alcohol en su sistema o al momento de que aquella pieza encendiera el espacio compartido.

Yosh bailaba relajadamente cerca de ella, ambas parecían compaginar al ritmo de la música. Freen por un momento se desconectó de su cuerpo al ver que la otra castaña había regresado bailando también. La notaba disfrutar con una sonrisa en su boca y moviéndose de una manera sobre natural que casi la hizo perder la cabeza.

El tiempo seguía corriendo pero para la castaña se había detenido en el preciso momento en que Rebecca chocó sus profundos ojos con los de ella, sintiendo una corriente chocar con fuerza en su corazón, pero aquello solo fueron segundos, pues, Rebecca rápidamente quitó su mirada de la castaña sin esa suavidad que la caracterizaba, sino, con brusquedad.

Freen se sintió un poco fuera de sí al notar ello ya que ella nunca había evitado los encuentros de sus ojos de una manera tan fría y rápida, pero no se dejó llevar por ello, solo continuó bailando. El pequeño cambio de aura en Freen fue lo suficientemente notorio para Yosh como para que se acercara lo más que pudo a la castaña y hablarle al oído.

—¿Te encuentras bien? — preguntó sin dejar de bailar. La castaña asintió.

—Solo que ya me siento un poco cansada de bailar.

—Podemos sentarnos si quieres. — ofreció amablemente. Freen negó.

—Estamos pasando un buen momento bailando. No quiero arruinarlo. — Yosh asintió.

—Entonces déjame ir por algo para que te refresques un poco. — le quitó el vaso de la mano y se dirigió a la cocina sin esperar nada más.

Sus mejillas rosadas y su cuerpo en un calor casi sofocante pero agradable gracias al acalorado baile la hicieron suspirar al momento de bajarle un poco a la intensidad de sus movimientos. Freen sonrió genuinamente por Yosh. Le parecía bastante linda y atenta en todo momento.

La última carta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora