Mía.

401 52 5
                                    

—Quería disculparme de una mejor manera contigo. Tal vez en una salida simple o una cena. — comenzó explicando. —. He dejado que pases mucho tiempo haciéndote sobre pensar cosas.

—¿Qué hizo que quisieras hablar a tan altas horas? — preguntó con suavidad. —. No es que no me agrade la idea, pero ¿Por qué justo ahora? Además de que estoy en un cumpleaños.

Ken por primera vez en la noche bajó su vista al piso. No quería admitir el por qué. A esas alturas hasta le parecía absurdo.

—¿Prometes no enojarte? — Rebecca solo se cruzó de brazos frunciendo su ceño.

—¿Me estás siendo infiel? — respondió con otra pregunta a la cual Ken se exaltó negando rápidamente.

—No podría hacer eso, yo te amo.

La confirmación de que la amaba no tuvo el mismo efecto de antes en ella luego de tener un tiempo sin escucharlo salir de sus labios.

—¿Qué es?

—Me da pesar pensar en que no seas mía. — admitió. —. Antes de alterarte y sacar una conclusión solo escúchame. — intentó calmarla al ver su reacción. —. Con esto quiero decir que hemos estado tan ocupados en nuestros propios asuntos que casi ni hablamos ni nos vemos. Incluso pasas más tiempo con Freen que conmigo y tal vez eso me cause un poco de celos.

—No estoy entendiendo tu punto. — suspiró.

—Quiero decir que siento que las cosas han cambiado entre nosotros.

—Han cambiado porque así lo has querido.

—No es lo que quería, nunca lo ha sido.

—¿Entonces por qué me pediste terminar cuando no era lo que querías?

—Porque creí que ya no eras mía. — el tono dolido de su voz la hizo bajar un poco la guardia. —. En mi cabeza sigue estando esa idea de que al final del día me iré y tú ya no serás mía.

—Es por eso que volvemos al punto de partida pero nunca llegamos al final. — Rebecca comenzaba a desesperarse. —. Sigues tomando decisiones por tí mismo cuando debería ser de los dos. ¿Cuál es el punto de que sigamos juntos si no confías en mí?

—Confío en tí. — afirmó y Rebecca rió con sarcasmo.

—Si lo hicieras, no estaríamos teniendo esta conversación.

—El que confíe no quiere decir que no pueda tener inseguridades.

—Por supuesto que puedes, al igual que yo y como cualquier persona. ¿Tienes idea de lo insegura que me has hecho sentir en los últimos días? — reclamó. —. Ni siquiera eras capaz de conversar conmigo correctamente sin dar las cosas por terminadas, como si esto fuera una perdida de tiempo para tí. — su voz tembló. —. ¿Cómo podría no mal interpretar las cosas? Si solo piensas en como te sientes dejando de lado mis sentimientos.

—Becky... — hizo el amago de acercarse pero ella solo se alejó.

—No intentes reparar algo que has estado rompiendo una y otra vez. — la primera lágrima rodó por su mejilla izquierda. —. Estaba aceptando de a poco la idea de que se acabó.

—Estoy asustado de todo lo que puede conllevar una relación a distancia y que no funcione. Lastimarnos. ¿Podrías entenderme?

—Intento hacerlo, pero tú no intentas entenderme y eso me lastima — dijo duramente. —. Llevaste las cosas demasiado lejos al decirme que era lo mejor para los dos. Que no querías privarme de continuar mi vida.

—Por favor no llores. — Ken comenzaba a sentirse mal. Ella negó. Estaba drenando todo lo que llevaba guardando días atrás.

—Si eras tú quien quería acabar las cosas, está bien, ahora seré yo. — dijo con resignación. —. Supongo que era lo mejor para tí o como dices, para los dos ¿No? — le dió una débil sonrisa mientras sus ojos se llenaban de más lágrimas.

La última carta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora