Pasillos.

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Freen no había visto ni la mitad de su día de clases cuando ya se sentía exhausta de estar en aquel lugar, agredecía de sobremanera que ya fuese viernes nuevamente. No era para tomárselo a mal, a ella realmente le gustaba estar ahí prestando atención a sus profesores explicando los temas relacionados a sus cursos, pero ese día simplemente quería estar encerrada en su habitación o tumbada en el mueble de extensión de la parte trasera de su casa leyendo algo como era costumbre.

Miraba sus uñas constatemente para evitar mirar el reloj que adornaba su muñeca izquierda a sabiendas que al mirar la hora en cada momento solo le haría sentir que las horas pasaban más lento.

Podía oír el ruido del resto de los estudiantes a su alrededor en aquella cafetería que era el mayor punto de concentración de todos durante la hora de descanso. Incluso muy apesar de estar encerrada en su burbuja mental, podía escuchar las voces de sus amigas de fondo, pero no distinguía muy bien lo que intentaban decir. No les prestaba atención hasta que escuchó su nombre ser el centro de atención en la conversación.

—Estoy segura que acá nuestra amable y estimada Sarocha nos va a soltar todo. — sintió los brazos de Nam alrededor de sus hombros mientras las otras dos chicas le ponían atención a la antes mencionada.

—¿Qué cosa tengo que soltar yo, Nam? — preguntó confundida ante las atentas miradas de sus amigas, quienes rieron por el ceño fruncido de Freen.

—Justo eso de allá. — mencionó la rubia haciendo una seña con sus labios tras de ella. Freen lo captó y giró un poco para ver a lo que se refería Mind.

Su vista se enfocó en un par de mesas más alejada a la de ella en donde su hermano permanecía sentado reunido con sus amigos, con Rebecca y suponía que los chicos a su derecha eran los amigos de ella. Recordaba haberlos visto con ella un par de veces durante aquellos días por los largos pasillos del colegio. Ken tenía uno de sus brazos rodeando los hombros de la castaña, mientras esta le decía algo a él con una notoria sonrisa adornando sus labios.

—¿Te refieres a Ken? — preguntó dirigiendo su mirada nuevamente a sus amigas.

—No solo a Ken, si no a la chica a su lado. — continuó con su intento de indagación Mind.

—¿Es su novia? — preguntó Noey con notoria curiosidad.

—Lo es. — afirmó mientras notaba la cara de sorpresa de las tres. —¿Qué?

—¿Me vas a decir que no te sorprende? — preguntó Nam con una ceja alzada. Freen se encogió de hombros.

—Ken la llevó el fin de semana a casa para conocerla. — comentó, eso aumentó más la sorpresa de sus amigas. —¿Podrían dejar de poner esa cara? Siento como si estuviese relatando como maté a alguien.

—Freen ¿Estás de broma? Sabes que creíamos que Ken era más gay que tú y Noey juntas. — comentó Nam señalando primero a una y luego a la otra.

—¿Y yo qué pinto aquí? — se quejó Noey.

—Tú cállate. — respondieron Mind y Nam al unisono.

Freen rodó sus ojos mirando la interacción entre sus amigas soltando una ligera risa después.

—Pues, Noey sigue llevándose el primer puesto a la menos hetero del año. — respondió Freen. Sintió la necesidad de girar para mirar nuevamente a la mesa de su hermano, pero no lo hizo. —Me parece extraño nunca haberla visto antes por los pasillos o en algún lado. — comentó para sus amigas refiriéndose a Rebecca.

Sus amigas acabaron por terminar riendo.

—Fren, no sueles mirar un poco más allá de las cosas que te rodea y no digo que esté mal estar en tu propio mundo y no saber lo que sucede a tu alrededor. — Noey hizo una pausa para tomar un poco de su sumo cítrico. — Pero a Armstrong es casi imposible no verla, literalmente nos la cruzamos todos los días.

La última carta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora