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Estaba sorprendido por la manera tan rápida en la que este actuó, jamás pensó ver algo así por su parte.

— ¿Qué la trae por aquí?

— La verdad es que no se que hacer con usted —abrió la celda con cuidado y la cerró al entrar—, vine por respuestas.

— ¿Que respuestas? —se levantó al verla dentro de la celda, para ser sincero, estaba aterrado de lo que Elsa haría.

— Dime Hans, ¿por qué? —el pelirrojo le miró con confusión, no sabía si solo estaba fingiendo o realmente no entendía la situación en la que se encontraba. Con brusquedad, jalo de la cadena que estaba atada a sus pies provocando que el contrario gimiera de dolor— ¿¡por qué!?

La confusión y dolor en sus ojos era lo único que podía verse en el rostro de Hans, jamás la había visto así, tan fuerte y decidida a conseguirlo todo. Nuevamente jalo de la cadena provocando que este se agachara y pusiera sus manos sobre la cadena intentando que no volviera a jalar de esta otra vez.

— ¡No entiendo nada! —dijo entre lágrimas— por favor dime..

Las lágrimas cayendo sobre sus mejillas solo la hicieron sentir peor, bajo la mirada observando sus manos, lo único que veía era el dolor que ella misma provocaba. No estaba lista para eso.

— ¿Por qué intentaste asesinarnos Hans? —se agachó para quedar a la altura del pelirrojo, tomó sus mejillas temblando por sus propios actos, se desconocía por completo— necesitó una respuesta sensata para saber que hacer y tú eres el único que puede brindármela.

El rostro lleno de tristeza y preocupación hicieron que el corazón de Hans se ablandara, incluso podría decirse que se arrepentía de lo que había hecho. Llevó sus manos a las de Elsa, estaban heladas como el hielo mismo.

Si decía la verdad iba a ser castigado, pero si mentía.. tal vez aquello le ayudaría a sobrevivir.

— Ustedes me brindaron un lugar encantador y yo lo desaproveché, rebase su confianza y es por eso que me disculpo. Mis acciones desesperadas para no estar solo hicieron que me volviera loco, lo siento mucho su majestad. —le miraba con los ojos más sinceros que podía fingir, la verdad era que quería estar en el trono, y haría cualquier cosa para obtenerlo—. Aceptaré cualquier castigo que usted quiera imponerme, haré cualquier cosa por usted.

Hubo un silencio por unos largos minutos, ¿acaso su táctica había funcionado?, ¿acaso ella.. lo perdonaría?.

— ¿Te arrepientes? —habló Elsa de repente con su mirada puesta en él—; Se sinceró. ¿Te arrepientes?

— ¡Por supuesto que si! —mintió. Una parte de él estaba enojado por que su plan no funcionara, pero dentro de él, muy en el fondo, estaba aliviado—. Estoy feliz que Anna haya regresado, que usted pudo regresar el verano y que usted.. será la reina que su padre siempre quiso que fuera.

Dio en el blanco. Elsa se levantó y abrió la celda con la mirada perdida. Salió de la celda y caminó sin poner el candado nuevamente en su lugar.

— Si es verdad todo eso, vete. Si es mentira y te vas aún así, regresaras a mi.

••••

A la mañana siguiente todos estaban inquietos corriendo de un lado a otro, Elsa se encontraba en su oficina atendiendo las cartas pendientes que habían enviado sus aliados.

De repente Harris entro con una cara llena de angustia.

— Mi reina —dijo con la respiración agitada.

— ¿Que pasa Harris?, ¿te mandaron a interrogarme otra vez? —preguntó Elsa hojeando unas cartas, llevó su mirada hacia él y al notar su angustia se levantó— ¿qué pasa?

— Hans escapó mi alteza.

Rápidamente dejó sus cosas y salió corriendo de aquella habitación, corrió por todos los pasillos buscando un rastro de Anna, su hermana era su mayor preocupación. ¿En qué estaba pensando anoche?

Al llegar a la planta baja su hermana se encontraba en los brazos de Kristoff asustada, al notar su presencia corrió hacia su hermana quien parecía estar igual de alterada.

— ¿Cómo pasó todo esto Elsa?, pensé que la celda era segura —dijo Anna con lágrimas en los ojos—. Estamos en peligro Elsa, si el escapo el puede regresar y.. y..-

— Todo estará bien Anna —colocó sus manos sobre las mejillas de la menor intentando tranquilizarla, jamás la había visto así.

Aquel día todo pasó demasiado rápido y el consejo real de Arendelle estaba sobre Elsa todo el tiempo, al mismo tiempo que sobre los guardias. Nadie sabía cómo es que pudo escapar tan fácilmente, peor aún, ¿cómo es que nadie se percató de que escapó hasta que el sol salió?, todo estaba yendo de mal en peor y Elsa solo tenía que soportar los comentarios y miradas constantes de sus consejeros.

••••

Finalmente era libre, no más limpiar excremento de caballo, no más lugares llenos de lodo, no más risas, no más frío, finalmente era libre de todo aquello y podría regresar a su vida acomodada.

Corrió por todo el bosque de Arendelle hasta finalmente ver el mar. Era precioso, no podía creer lo lejos que había avanzado, lo único que quedaba era volver a casa. Si, a casa.

El rostro de Elsa lleno de tristeza vino a su mente, la manera en que se preocupó por él hacía que su corazón se enterneciera. Ni siquiera Anna lo había visto con tanta sinceridad como la albina. ¿Acaso debía de volver y enfrentar sus actos?, acaso, ¿debía volver por ella?

••••

— Rápido todos vayan al bosque de Arendelle —les ordeno Elsa a sus guardias—, por favor denme mi caballo.

— Su majestad, no es necesario que lo haga —intento detenerlo una señora del consejo—, si ese hombre está ahí afuera escondido, no dudará en atacarla.

— Pero debo de hacerlo por mi reino, no puedo dejarlo ir así —subió al caballo y agarro las cuerdas con fuerza— Kristoff, asegúrate que Anna no me siga ¿de acuerdo?, ella podría ser la esperanza de Arendelle.

Aquella frase hizo que los nervios de Kristoff se pusieran de punta, ¿la esperanza del reino?, ¿Elsa no regresará?

— Confía en mi —le dijo Kristoff seriamente—; asegúrate de volver ¿si?, tu eres la única familia que Anna tiene y Anna lo es para mi, por lo tanto, ahora somos una familia. Piensa en eso.

Sin más que decir Elsa jalo de las cuerdas para que empezara el caballo a avanzar. Todos iban detrás de ella decididos a protegerla y encontrar aquel mal que corría por los bosques de Arendelle. Comenzaron a adentrarse al bosque mirando hacia su alrededor y atento a cualquier ruido extraño que hubiese, luego de unas horas no tuvieron buenos resultados.

— Si todos están detrás de mi jamás lo encontraremos —sugirió Elsa un poco cansada de tenerlos detrás de ella—, tenemos que separarnos.

— Mi reina, debemos de cuidarla es nuestro deber.

— No se preocupen por mi, sé protegerme sola —creo un copo de hielo sobre la palma de su mano y soplo de este para que cayera sobre sus narices—, yo tomare este camino, en veinte minutos nos veremos aquí.

— De acuerdo —contestaron todos en unísono.

Fue así como cada uno tomó caminos diferentes en busca de Hans.

Lealtad [Helsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora