3

749 59 11
                                    


Tenía la esperanza de no encontrarlo, si había escapado fue por que no había hecho nada malo y así no tendría que castigar a alguien inocente. Elsa estaba tan cegada por la preocupación que sentía por el pelirrojo que no pensaba con claridad.

Sin darse cuenta el rastro de hielo que había dejado a propósito se había desvanecido por las hojas de los árboles. Al parecer había algo que no quería que regresara a Arendelle. Se detuvo frente a un pequeño pino encorvado ligeramente hacia la izquierda.

— Descansemos por hoy, ¿si? —dijo bajando del caballo para después acariciar su lomo— yo te protegeré.

Aquellos gestos solo le hizo darse cuenta de lo mucho que había convivido con Kristoff, se rio de ella misma para después amarrar el caballo a una rama del pino; se sentó en el suelo para después recargarse sobre el tronco, estaba agotada. Sin darse cuenta la albina entró en un profundo sueño, la luna ya había salido y ella no había regresado a su hogar. De repente el ruido de pisadas fuertes y desesperadas la despertaron.

Inmediatamente se levantó, un poco adormilada, pero logró ponerse de pie para atacar, sin embargo, los nervios no ayudaban lo suficiente. Las pisadas cada vez se sentían más cerca y de pronto un pelirrojo terminó ante sus pies lleno de rasguños y ramas.

— ¿Hans?

— Mi reina, no pensé encontrarla aquí.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto aún en posición de ataque, estaba arrepentida de aquella decisión que tomó, y si es necesario no dudaría en destruirlo—, las islas del sur están por allá.

El pelirrojo se levantó como pudo, tenía una herida pequeña en su rodilla, brazo y labio por la caída pero eso no importaba, lo importante era saber ¿porque seguía en Arendelle?, debía de saber sus verdaderas intenciones.

— ¡Contéstame! —alzo la voz apuntándole con un pico de hielo— ¿qué te hace pensar en que no lo haré de nuevo? —le amenazo al ver su rostro tan relajado.

— Y-yo..

El pelirrojo se desmayó cayendo sobre los brazos de Elsa. La albina en medio de la desesperación empezó a darle cachetadas consecutivas. Nada funcionaba, no despertaba.

Ante el miedo de la noche y de las criaturas que habitan el bosque, creo una esfera de hielo alrededor de ellos para poder resguardarlos. Sin darse cuenta terminó quedándose dormida con el pelirrojo en sus brazos.

A la mañana siguiente se despertó un poco confundida, sentía un enorme peso sobre sus piernas, bajo la mirada encontrándose con el rostro lastimado del chico.

— ¿Aún no despierta? —miró a su alrededor y desintegró aquella esfera hielo. Como pudo lo quito de encima suyo hasta que este despertó por el movimiento— ¿estás bien?

— ¿Elsa? —se quitó de su regazo para mirar a su alrededor, ¿cómo terminó ahí? —, no entiendo, ¿qué sucedió?

— ¿Qué estás haciendo aquí?

••••

Todos en Arendelle estaban hecho un desastre ahora que Elsa desapareció, ¿cómo era posible que alguien así desapareciera?, los guardias fueron castigados nuevamente ante su incompetencia, incluso dudaban en si era necesario mandarlos a exiliar. Nadie sale con una reina y regresa sin ella.

Mientras tanto Anna estaba en su habitación llorando desconsoladamente aferrándose a la sábana con la que su hermana suele dormir. El rubio entró desesperado para correr a abrazarla, una vez en sus brazos empezó a acariciar su cabello varias veces para que se calmase.

— No puedo creerlo Kristoff, primero mis padres ahora Elsa está perdida y Hans está suelto —el corazón de Anna no puede estar más roto que en esos momentos, lo único que deseaba en esos momentos era estar congelada para siempre.

— Ella regresará, es Elsa cariño, sabes cómo es ella.

— Pero Hans puede estar por el bosque, ¿y si la asesina?

— Es poderosa —limpio sus lágrimas con delicadeza, como si se tratase de una muñeca de porcelana—, nadie puede contra ella.

— Pero ella..-

— Anna, tu hermana es demasiado competente como para no sobrevivir —la tomó de las mejillas para que no mirase a otro lado más que a él, besó su frente y sonrió—ella regresara y seremos una hermosa familia.

— ¿Aceptas esta familia toda destruida?

— Amo esta nueva familia Anna, no podría ser más feliz como lo soy ahora —le abrazo por última vez y sonrió— encontraremos a Elsa, cueste lo que cueste.

•••••

— Debemos encontrar un nuevo camino para regresar —dijo Elsa mientras deshacía el nudo que amarraba su caballo—, no puedo pasar más días afuera y dejar a Anna sola.

— Déjame acompañarte —camino hasta ella y le ayudo a desamarrar el nudo—. Por favor, es lo menos que puedo hacer.

— No, tu debes de regresar a tu hogar y terminar este desastre que tú mismo creaste.

Lo pensó por unos minutos, claro que le convenía regresar a casa, así estaría a salvo y no moriría; sin embargo, eso significaba volver a su vida llena de miseria y tristeza, pero si se quedaba al lado de Elsa por lo menos tendría un poco de emoción en su vida.

La miro de pies a cabeza, parecía haberse lastimado, sabía que no podría seguir así en ese estado o por lo menos no podría dejarla irse así.

— Déjeme acompañarla, solo por esta vez y me iré —le miró con total sinceridad—, lo prometo.

— Está bien —respondió de mala manera.

Después de todo le convenía estar más juntos que separados, tal vez y Hans conozca mejor el bosque que ella. El resto del camino ambos estaban en silencio, solo se dedicaban miradas de vez en cuando sin cruzar ni una palabra. Era el silencio más incómodo que pudiera existir, no sabían que decir o qué hacer en situaciones cómo está.

El bosque era hermoso, jamás había estado en aquella zona antes. Cuando era pequeña, antes de que las puertas de Arendelle se cerraran por un tiempo determinado, solía salir con sus padres y Anna al bosque, solo que este es diferente. El tono de las hojas era grisáceo y el frío comenzaba a aumentar al igual que la neblina.

— ¿Sabes donde estamos? —preguntó Elsa tratando de romper el hielo entre los dos.

— Pensé que usted sabía, yo la venía siguiendo. —Elsa se detuvo para mirarlo molesta.

— ¿Cómo me puedes ir siguiendo si ni siquiera estoy frente a ti? —congeló el piso sin darse cuenta, Hans retrocedió unos cuantos pasos ante cualquier precaución. — Lo siento, no estamos en condiciones como para pelear entre ambos.

Soltó un largo suspiro tratando de pensar en las opciones que tenían, había demasiadas posibilidades de volver así como para jamás regresar. ¿Acaso esto es una trampa?, sin duda alguna le serviría de prueba pero no podía tranquilizarse y dejarse llevar por él pelirrojo.

— Exploremos esta zona —dijo Elsa empezando a caminar con su caballo al lado, Hans tomó su brazo repentinamente.

— No puedo permitirlo, si algo nos sucediera.. si algo le sucediera jamás me lo perdonaría —aquello se escuchaba tan sincero, como si su propio corazón hablase pero ¿cómo?, ¿cómo confiar en él después de sus acciones?, esto le costaría caro.

— Hans, estamos bien puedo defendernos y tú tienes esa espada, ¿no es así?

El pelirrojo bajo la mirada hacia su cadera, tenía razón, ambos eran fuertes y tenían una posibilidad de salir de ahí.

— Exploremos —contestó Hans.

Lealtad [Helsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora